Panamá ya no se dirige hacia una encrucijada; está parada en el centro de ella. Mientras el país navega un cambio demográfico acelerado, se aproxima un segundo choque, silencioso pero devastador: la convergencia de la Inteligencia Artificial (IA), agentes autónomos y la robótica con tecnologías que incrementan la longevidad, como el antienvejecimiento y el rejuvenecimiento celular.
Cuando estas tecnologías converjan, la automatización reducirá drásticamente el empleo formal, mermando tanto la recaudación de impuestos del Gobierno Central como los aportes a la Caja de Seguro Social, justo cuando la longevidad exigirá pensiones por más tiempo. Vivir más años con una base decreciente de ciudadanos tributando y cotizando es la ecuación perfecta para la quiebra fiscal y el caos social.
A estas tendencias globales se suma una realidad nacional estadística alarmante.
1. La brecha demográfica: dos países en velocidades opuestas
Entre los censos de 2010 y 2023, la población indígena creció de 417,559 a 698,114 personas (17.17% del total), a un ritmo del 4.03% anual. En contraste, la población no indígena creció apenas a 0.92% anual. De mantenerse esta tendencia, la población indígena superaría a la no indígena hacia 2074.
El dato es crítico no por etnicidad, sino por exclusión: en este segmento demográfico se concentran la pobreza extrema, la informalidad, el desempleo y el analfabetismo. Una nación no puede sostenerse si su población de mayor crecimiento es sistemáticamente la más desatendida.

2. Educación: el colapso de la competitividad
El sistema educativo panameño está en números rojos. En la prueba PISA 2022, Panamá promedió 357 en matemáticas, 392 en lectura y 388 en ciencias, lejos de los estándares de la OCDE (472, 476 y 485). Lo más grave es que incluso las escuelas privadas quedaron por debajo de sus pares internacionales.
A esto se suman huelgas recurrentes que profundizan las brechas de aprendizaje. El Censo de Población y Vivienda 2023 revela que el 55% de los analfabetos del país son indígenas, con una tasa de analfabetismo del 31.2% en estas comunidades frente al 2% en el resto del país. Sin capital humano, no hay futuro económico.
3. La trampa de la baja productividad y la asfixia financiera
El mercado laboral vive una crisis estructural. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC, octubre de 2024), el 49.3% del empleo es informal, lo que destruye la base tributaria y la seguridad social.
La desigualdad productiva es abismal: las MiPyMEs sostienen el 76.40% de la fuerza laboral, pero apenas generan el 9.76% del PIB (INEC, abril de 2022). El dato de las microempresas es lapidario: concentran el 42.04% del empleo total, pero aportan un ínfimo 1.71% del PIB. En comparación, las microempresas mexicanas generan el 21% de su PIB.
Este estancamiento se perpetúa por una paradoja financiera inaceptable. Mientras el Sistema Bancario Nacional goza de alta liquidez (con cerca del 70% de los depósitos colocados en el extranjero), el crédito local está estrangulado. El Banco Mundial sitúa a Panamá en la última posición regional en crédito a MiPyMEs y a mujeres empresarias; apenas el 8% y 7%, respectivamente, tienen acceso a financiamiento bancario.
Hacia 2080: tres escenarios, un mismo abismo
Si la IA avanza al ritmo proyectado hacia la “superinteligencia” para 2030, y mantenemos el statu quo, las proyecciones son sombrías:
• Escenario Optimista: La IA no genera tanto desempleo como se teme y la pobreza disminuye gradualmente. Aun así, debido al crecimiento demográfico de los sectores vulnerables, la pobreza y el desempleo total en 2080 serían mayores que en 2024.

• Escenario Realista: La IA impacta el empleo según lo estimado y los indicadores sociales se estancan desde 2030.

• Escenario Pesimista: La IA provoca desempleo masivo; la pobreza y la informalidad crecen sin control.

Todos los caminos conducen a una crisis severa si no intervenimos hoy.
Trece decisiones inaplazables para evitar la catástrofe
1. Rescate educativo de emergencia: Establecer metas anuales de desempeño (tipo PISA) por centro educativo, evaluación pública, refuerzo intensivo de lectoescritura y alfabetización obligatoria en IA para estudiantes, docentes y directivos.
2. Creación de una escuela modelo basada en la IA: Diseñar e implementar un centro piloto público que integre tutores de inteligencia artificial y plataformas de aprendizaje adaptativo para ofrecer tutorías personalizadas que se adapten a las necesidades de cada estudiante en tiempo real. Este “laboratorio vivo” validará cómo la tecnología puede acelerar el aprendizaje y cerrar brechas cognitivas, transformando al docente en mentor y creando un modelo escalable y replicable para modernizar rápidamente el sistema nacional.
3. Salud integral en comarcas: Desplegar programas intensivos y culturalmente adaptados de salud reproductiva y educación sexual para reducir la vulnerabilidad demográfica.
4. Inclusión productiva real: Garantizar infraestructura técnica y secundaria en zonas indígenas, junto con una bancarización efectiva que elimine requisitos de garantías tradicionales para actividades productivas.
5. Democratización del crédito: Sustituir las evaluaciones de riesgo de crédito tradicionales por modelos basados en flujo de caja o facturación para las MiPyMEs. El crédito y el acceso a liquidez debe llegar prioritariamente a quien produce crecimiento económico y empleo, en la economía real.
6. Repatriación estratégica de liquidez: Crear instrumentos de inversión de renta fija locales rentables y seguros para incentivar que la liquidez bancaria (hoy en el extranjero) regrese a Panamá para dinamizar el crédito interno a empresas formales en la economía real que generen crecimiento económico y empleo.
7. Ley que permita liquidez inmediata a proveedores del Estado: Implementar una ley que permita a los proveedores del Estado vender a descuento sus cuentas por cobrar certificadas por las entidades públicas para obtener liquidez inmediata, sin requerir evaluación del riesgo crediticio del proveedor, dado que el pago se sustenta en la obligación certificada del Estado.
8. Reconversión laboral ante la IA: Identificar y actualizar de forma continua las ocupaciones con mayor riesgo de automatización, y ejecutar un programa permanente de certificación masiva en habilidades complementarias a la IA y la robótica (operación, mantenimiento, logística, supervisión, atención especializada y oficios técnicos). El objetivo es acelerar la transición de trabajadores desplazados hacia nuevas actividades productivas. Es una política permanente, porque el avance acelerado de la IA y la robótica seguirá desplazando tareas y empleos.
9. Programa de Estabilización de Ingresos y Recapacitación: Desplegar un subsidio transitorio condicionado para mitigar el shock del desempleo tecnológico. El programa funcionará como un estabilizador automático de la economía: inyecta liquidez para sostener el consumo (demanda agregada) mientras reconvierte la fuerza laboral hacia sectores en crecimiento. Su gestión será auditada en tiempo real mediante herramientas digitales para maximizar la eficiencia del gasto público.
10. Ingreso Básico Universal (IBU) de protección social permanente para el desempleo estructural tecnológico. A diferencia del ingreso de transición, este está diseñado para personas que, debido a la brecha de habilidades o la edad, no podrán reintegrarse al mercado laboral dominado por la IA. Su financiamiento no provendrá de nuevos impuestos, sino de la captura del “Dividendo de Automatización Pública”: cada dólar ahorrado por la eficiencia de la IA en los procesos gubernamentales será transferido al fondo de subsistencia, logrando un gobierno más pequeño en costos operativos, pero más grande en impacto social.
11. Formalización agresiva: Salvar la Caja de Seguro Social abatiendo la informalidad. ¿Cómo? Ofreciendo liquidez preferencial (intereses mínimos o nulos) exclusivamente a empresas formales para motivar a los informales a formalizarse y así ampliar la base de cotizantes.
12. Digitalización radical del Estado y cero burocracia: Implementar un gobierno digital interoperable donde el 100% de los trámites sean en línea, transparentes y automatizados mediante IA. Esto no solo eliminará la discrecionalidad y la corrupción (“tramitología”), sino que reducirá drásticamente los costos operativos del Estado, liberando recursos para financiar la educación y la salud.
13. Creación de un Hub de Talento Global y Nómadas Digitales: Establecer un régimen especial de visas y beneficios fiscales para atraer a empresas y personas expertas en IA, robótica y biotecnología que residan en Panamá y capaciten talento local.
Conclusión: una ventana de oportunidad que se cierra
Hacer lo mismo de siempre ya no es una opción; es una irresponsabilidad histórica. Panamá enfrenta una “bomba de mecha corta”. Tenemos una ventana de oportunidad hasta 2030 para lanzar esta ofensiva educativa y financiera.
Ante este abismo, es destacable la valentía del presidente José Raúl Mulino para abordar problemas estructurales que administraciones anteriores esquivaron. Esa firmeza es indispensable. Solo con decisiones difíciles y visión de Estado lograremos convertir esta amenaza existencial en un futuro viable, blindando a Panamá frente a la incertidumbre global antes de que sea demasiado tarde.
El autor es economista y MBA en finanzas.


