Panamá: el anfitrión que el sur y el norte necesitan

Primera parte: el matrimonio — una alianza de valor billonario

Panamá está listo para convertirse en el centro logístico, financiero y reexportador natural entre dos grandes bloques económicos: el Mercosur y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA). Este “matrimonio de los padres” se traduce en una alianza que podría movilizar miles de millones de dólares en bienes, servicios e inversiones, con Panamá en el centro:

  • Centro marítimo internacional: dos océanos, puertos de clase mundial y el canal más estratégico del planeta.

  • Hub aéreo regional: conexiones directas con América, Europa y algunas ciudades asiáticas desde Tocumen.

  • Centro bancario y financiero sólido: con experiencia en servicios fiduciarios, comercio internacional y estructuras logísticas empresariales.

  • Capacidad de reexportación real: zonas francas, procesamiento ligero y transformación de productos para terceros mercados.

  • Conectividad natural con América Central: permite proyectar productos y servicios hacia países como Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua, etc.

Este matrimonio no es una fantasía: ya comenzó con la participación de Panamá en la reciente cumbre Mercosur–EFTA en Buenos Aires. Lo que sigue es consolidarlo y formalizarlo. Panamá no necesita ser miembro pleno para ser clave en la operación.

Segunda parte: los hijos — relaciones que florecen en beneficios humanos

De esta gran alianza surgen oportunidades vivas, humanas, cálidas. Son los “hijos” de esa relación estratégica, y cada uno representa un campo fértil para el desarrollo binacional y multinacional:

  1. Turismo con sentido: viajeros del sur y del norte que ven en Panamá una escapada con propósito: clima ideal, historia rica, infraestructura moderna y cultura diversa.

  2. Retiro con calidad de vida: jubilados europeos encuentran en Panamá un país estable, cálido, con atención médica razonable, propiedades accesibles y vida social activa.

  3. Educación e intercambio técnico: puentes universitarios, programas de movilidad, formación dual con universidades especializadas del Mercosur y Escandinavia.

  4. Salud, bienestar y atención humana: turismo médico, clínicas de calidad, recuperación posoperatoria, centros de bienestar, terapias alternativas o preventivas.

  5. Relaciones culturales y espirituales: ferias, festivales, intercambios artísticos, encuentros interreligiosos y experiencias de paz.

Reflexión final

A veces se gana más por relación que por perfección. Y Panamá, por historia, ubicación y vocación, puede convertirse en el anfitrión global que une mundos distintos para lograr cosas mejores.

No se trata solo de contenedores, tratados o números. Se trata de construir un ecosistema de confianza duradero, donde los acuerdos económicos den paso a relaciones humanas, y donde la prosperidad no sea el fin, sino el resultado natural de una buena convivencia.

El autor es ingeniero.


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