La pregunta es directa: ¿es Panamá un verdadero hub logístico? La respuesta, a mi modo de ver, es clara: no lo es.
El espejismo del ‘hub’
Es cierto que tenemos el Canal, puertos modernos y conexiones aéreas, pero toda esa infraestructura está concentrada en un solo eje: Canal–ciudad de Panamá–Colón. Eso no constituye un hub logístico integral, sino un enclave de trasbordo que opera al margen de la economía nacional.
Limitaciones estructurales
• Carreteras desconectadas: la red vial no está diseñada para articular un país logístico, sino para sostener el Canal con dos ciudades principales.
• Ferrocarril insuficiente: solo conecta contenedores en tránsito, sin atender la producción local.
• Carretera Panamericana saturada: columna vertebral colapsada, sin estándares de corredor de alta velocidad.
• Tapón del Darién: no solo representa una barrera física, sino que es un símbolo de nuestra desconexión con Centroamérica y Sudamérica.
El olvido de nuestras costas
Con 3,000 kilómetros de litoral, Panamá no ha desarrollado puertos para su propio beneficio productivo. La carga que manejamos es de trasbordo, no de exportación nacional. Costa Rica exporta más de 800,000 contenedores de productos agrícolas; Panamá apenas 8,000, a pesar de ser sede del llamado “Hub Global de las Américas”.
La exclusión del interior
El interior del país está marginado del sistema logístico. No existe integración de la producción agrícola e industrial con los corredores principales ni con los puertos. Esta desconexión frena el desarrollo nacional, crea barreras logísticas y nos impide ser competitivos en un mercado globalizado.
La visión de un país conectado
Así como por el Canal unimos dos océanos, resulta aún más importante unir mediante un tren de frontera a frontera que enlace dos continentes. Este tren permitiría transformar los territorios del interior en nodos logísticos, logrando que todo el país tenga acceso directo al mundo globalizado. No se trata solo de mover carga: se trata de integrar regiones, multiplicar oportunidades y democratizar la ventaja geográfica de Panamá.
Conclusión
Panamá no es un hub logístico. Es un nodo de trasbordo al servicio del comercio global, pero desconectado de su propio territorio. Para ser verdaderamente un hub, debemos transformar carreteras, ferrocarriles y puertos en una red nacional interconectada, capaz de unir la producción local con el mundo. Mientras eso no ocurra, lo que tenemos es un país sentado sobre su ventaja geográfica, pero incapaz de convertirla en prosperidad para todos.
El autor es exdirector de La Prensa

