El ADN del innovador, del trío plurinacional de investigadores J. Dyer, C. M. Christensen y H. Gregersen, marca algunas de las mayores fallas de que adolece la educación: la preponderancia del adulto, del conocimiento adquirido, así como la minusvaloración del aprendiente.
Un cambio radical exige usar métodos que se aproximen a la manera en que funciona el cerebro, el cual no almacena información ordenada, sino que establece conexiones entre una variedad de datos, luego los sintetiza y organiza en redes de conocimiento, que se enganchan con aquello que emociona y estimula el interés del educando, facilitando así su aprendizaje.
Una característica de los innovadores es su capacidad de asociar ideas que parecen no tener relación. Aunque esa cualidad sea “heredada” puede ser desarrollada, porque no depende solo del cerebro, sino también del comportamiento. La formación docente, entonces, debe incluir soporte pedagógico al pensamiento asociativo desde temprana edad.
La asociación se desarrolla gracias a varias habilidades: el cuestionamiento, la observación, el trabajo grupal, la experimentación y la conexión “alocada” de ideas, objetos, experiencias o disciplinas opuestas. Los docentes y padres deben estimular la curiosidad de los párvulos e incluso permitir que “destruyan” juguetes para entender cómo funcionan.
En las enseñanzas básica y media la asociación madura mediante práctica activa del cuestionamiento, de manera que se fomente la exploración de nuevas fronteras: ¿Por qué este objeto necesita esta parte? ¿Para qué le sirve esta otra? Si se le elimina esto, ¿qué le pasaría? ¿Qué sucedería si lo armáramos de otro modo? ¿Por qué funciona? ¿Cuál es la causa? Además, “jugar” a reconvertir afirmaciones en preguntas, a “torrente de preguntas” en vez de “torrente de ideas” y tener una libreta especial para escribir preguntas. De Einstein decían que cuando estaba estancado repetía una y otra vez: “si solo tuviera la pregunta adecuada...”.
La observación puede iniciarse conversando sobre detalles del hogar, aula, escuela, barrio, y luego ampliando el círculo a las relaciones familiares, escolares, comunitarias. Y en la adolescencia, centrarlos en su país, su forma de gobierno, producción, empresas, tecnologías y motivarlos para conocer y explorar diversos sitios y establecer contacto con muchos jóvenes, porque es una ventaja adicional.
La experimentación es sine qua non, hay que partir de una pregunta que desafíe lo establecido y elaborar hipótesis que, supuestamente, la resuelvan: ¿Qué sucedería si pruebo esto? ¿Qué puede causar que esto no funcione? ¿Y si hacemos una prueba piloto? ¿O un prototipo? Lo fundamental es que el estudiante adquiera una mentalidad de prueba de hipótesis para aplicarla en su vida y estudios.
Un ejemplo de experimentación es traer de la casa algo que no funcione, desmontarlo para entenderlo e intentar armarlo nuevamente. O “jugar” a tomar dos palabras muy diferentes y con parte de ambas crear una sola que tenga sentido. Por ejemplo, con hijo y esposo: “ese jovencito es el hijoposo de esa señora mayor”. O formar tríos para que dos niños digan palabras muy diferentes y el tercero elabore una frase en que se asocien con significado. Otra técnica es la caja de curiosidades: el estudiante recolecta objetos raros, antiguos o muy diversos y junto con sus compañeros trata de establecer relaciones entre ellos.
El desarrollo del pensamiento asociativo requiere que familiares y docentes adquieran conocimientos elementales sobre diversas disciplinas, o sea, una cultura amplia que puede lograrse mediante la lectura, el buen uso de la televisión y de internet, el interés por otros países y manteniéndose al día acerca de los avances del mundo.
La filosofía educativa debe responder a que la innovación es un trabajo de todos, por tanto, la cooperación y no la competencia desalmada debe ser el principio rector de la educación panameña en este siglo. Solo entonces, la escuela habrá dado el primer paso necesario para el desarrollo socioeconómico y el logro de una buena calidad de vida para todos nosotros.
La autora es doctora en educación
