Esta semana, más de 300 mil estudiantes del sistema público en Panamá cumplirán 60 días sin clases regulares, sin poder avanzar, atrapados en una pausa que amenaza con dejar cicatrices profundas. El Ministerio de Educación ha sido claro: si no se reanudan las clases este lunes 23, hay riesgo de perder el año escolar. Y aunque se habla de un segundo posible acercamiento con los gremios, todavía no hay una fecha confirmada.
Frente a esta realidad, podríamos resignarnos o seguir creyendo, como lo hacen muchas organizaciones sin fines de lucro en Panamá y, con ellas, sus donantes: fundaciones familiares y corporativas del país.
Según el estudio realizado por la Cámara Panameña de Desarrollo Social (Capadeso), El rol de las fundaciones familiares y corporativas en la transformación social de Panamá, el 97% de estos donantes dirige parte de sus recursos al sector educativo, con acciones que van desde becas y programas técnicos hasta infraestructura y formación alternativa. Ya no se trata solo de apoyo financiero: muchos gestionan proyectos propios, emplean equipos altamente calificados y buscan medir su impacto. Para estas organizaciones, la educación no es un gasto: es una inversión social con gran retorno.
Esa convicción fue el motor de la conferencia Construyendo legados con propósito: La ruta hacia un impacto duradero, un espacio que permitió mirar más allá de la coyuntura.
Recordamos que la filantropía es un acto de motivación, pero también de estrategia. Más de 70 representantes de fundaciones se reunieron para conversar, reflexionar y hacerse preguntas importantes: ¿Cómo impactar más y mejor en el contexto actual? ¿Cómo construir legados alineados con los valores de cada organización? ¿Cómo lograr la sostenibilidad de la inversión social?
Desde Capadeso hemos visto cómo el sector donante está evolucionando. Ya no se trata solo de asignar recursos, sino de construir capacidades, articular con lo público y diseñar proyectos con impacto real. Muchas de estas fundaciones gestionan programas propios, aplican herramientas de medición de resultados y se inspiran en modelos internacionales, sin perder de vista la urgencia local.
Con estas conferencias, Capadeso busca facilitar espacios de intercambio que promuevan una nueva etapa de colaboración entre organizaciones que trabajan por el desarrollo social del país. En el camino hemos aprendido que no hay soluciones mágicas, pero sí acciones posibles basadas en información actualizada, diagnósticos rigurosos, planificación estratégica y estructuras sólidas.
Si algo ha demostrado este encuentro es que, incluso cuando la educación se detiene, hay quienes siguen empujando para suplir algunas de las carencias del sistema y buscan formas de articular esfuerzos por el bien común. Porque cuando el presente se pone difícil, pensar en grande sigue siendo una apuesta por el futuro.
La autora es directora ejecutiva de Capadeso.

