Algo está cambiando en Panamá. Más de 70 representantes de fundaciones familiares y corporativas se reunieron para hablar del futuro, del impacto real que pueden generar sus decisiones y de cómo donar de manera más estratégica. Se habló de hacer inversiones sociales con el mismo propósito que los ha motivado siempre, pero respaldadas por datos verificables, una estructura de gobernanza robusta, capacidad de ejecución e ideas globales. También reafirmaron su voluntad de fortalecer lo que ya han venido construyendo.
La conferencia Construyendo legados con propósito: la ruta hacia un impacto duradero, organizada por la Cámara Panameña de Desarrollo Social (Capadeso), marcó un nuevo hito en la filantropía nacional. Se discutieron los resultados del estudio El rol de las fundaciones familiares y corporativas en la transformación social de Panamá, que revela que solo en 2024, 31 organizaciones donaron más de 24 millones de dólares. Aunque estos fondos se distribuyen en sectores como salud, ambiente y cultura, la mayoría de las fundaciones coincide en que la educación es una de sus principales prioridades. Sin embargo, lo más valioso no es solo lo ya alcanzado, sino el deseo común de avanzar hacia una filantropía más colaborativa, estratégica, sostenible y con impacto.
Este esfuerzo colectivo se da en un momento particularmente delicado para el país: un alto porcentaje de las escuelas públicas lleva dos meses paralizado, y el riesgo de que miles de estudiantes pierdan el año escolar es real. En este contexto, el apoyo del sector sin fines de lucro y sus donantes cobra aún más sentido. Apostar por la educación como vía para reconstruir y avanzar es una apuesta urgente y necesaria.
“Estamos entrando en la mayor transferencia de riqueza de la historia de la humanidad. Se espera que, dentro de los próximos 20 años, unos 53 billones de dólares pasen de los baby boomers a las nuevas generaciones”, advirtió en esta conferencia Kai Grunauer-Brachetti, director ejecutivo en Impacto Social y Filantropía de UBS para América Latina y uno de los panelistas destacados. “Esta nueva generación quiere involucrarse, no solo donar. Quieren decidir, participar, alinear su impacto con sus valores. Para ellos, el cambio climático, la equidad de género, la migración y los derechos humanos no son temas opcionales: son prioridades urgentes”.
Esta visión impulsa una filantropía que no solo aporta recursos, sino que se involucra y se compromete con causas que reflejan las urgencias del presente. El encuentro abrió nuevas posibilidades, trayendo ideas con impacto mundial —como la filantropía basada no solo en la confianza, sino en la colectividad, la fuerza de las alianzas o las donaciones en vida—, y puso en el centro una pregunta poderosa: ¿cómo queremos dejar huella, un legado significativo y con impacto en Panamá?
Dan Pallotta, reconocido activista humanitario y pensador del sector social, nos invitó a imaginar en grande, a ver la filantropía como un espacio de innovación, ambición y visión a largo plazo. Pallotta promueve que invertir en talento y mercadeo, o utilizar instrumentos financieros, no sea visto como un tabú, sino como parte del camino hacia un cambio real en las organizaciones sin fines de lucro.
Capadeso ha abierto el camino no solo para las fundaciones donantes, sino para todo el tercer sector. Ahora el desafío es sostener el progreso, impulsar alianzas, compartir aprendizajes y seguir fortaleciendo un ecosistema que ya demuestra que, en este país, sí se puede dar… y transformar.
La autora es presidenta de la Capadeso.
