Los panameños somos ricos en naturaleza y cultura, que se sintetizan en paisajes culturales formados a partir de la interacción entre la sociedad con su entorno natural y sus valores patrimoniales. Cada territorio tiene elementos particulares, cuyo conocimiento hace posible el fortalecimiento de los valores culturales y ambientales.
Esto hace posible, por ejemplo, conocer Panamá mediante la identificación de los elementos socioculturales que forman parte del proceso histórico de Portobelo y San Lorenzo, fortificaciones declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1980 y que se encuentran en la Lista de Patrimonio en Peligro desde 2012.
Con ese propósito, la investigación de la tesis doctoral “Los valores patrimoniales de Portobelo y San Lorenzo en su condición de paisajes culturales”, se inició en el Archivo General de Indias, situado en Sevilla, España, capital del comercio durante los siglos XVI y XVII. Esto permitió buscar respuesta a preguntas puntuales: ¿quiénes construyeron estas obras de arquitectura militar? ¿Cómo era la vida en Portobelo? ¿en los fuertes solo habitaban las milicias?
Siguiendo pistas, documento tras documento, en los archivos conozco a Domingo Bermúdez, Bonifacio Bernal, Pantaleón Gutiérrez y Manuel de la Rosa, entre otros que fueron aserradores, peones, albañiles y herreros en Portobelo, personas reales que, como nosotros, pisaron esta hermosa tierra a finales del siglo XVIII. También, encontré a El César, El Cordobés, El Lusitano, El Granadino y El Gedeon, cañones de bronce que estuvieron en los fuertes y defendieron Portobelo de constantes ataques.
Por el istmo de Panamá pasaron tanto viajeros como expediciones científicas, como la que promovió Francia para la medición del Ecuador o la gran expedición científica Malaspina, organizada por España, que dejó estudios marítimos y botánicos de los territorios de América. Reconstruir nuestro pasado es uno de los incentivos de mi trabajo; otro es el de aplicar los conocimientos de la historia, la geografía junto a disciplinas afines y complementarias para comprender el paisaje vivo de Portobelo y la evolución del paisaje del San Lorenzo, ambos con un patrimonio material e inmaterial extraordinarios.
Se trata de joyas panameñas que desafían el paso del tiempo, cuya gestión demanda la convivencia y sostenibilidad de todos los elementos que articulan esos paisajes culturales.
La autora es gestora cultural, doctorada en la Universidad de Sevilla, becaria de la Senacyt, investigadora asociada al Centro de Investigaciones Históricas Antropológicas y Culturales (Cihac AIP) y Coiba AIP para Ciencia en Panamá

