Desde el 15 de agosto de 1914 hasta el 31 de diciembre de 1999, los panameños luchamos por sacar a los estadounidenses de nuestro país. No fue fácil; hubo que derramar mucha sangre, pero lo logramos.
Se nos amenazó con que no seríamos capaces de administrar el Canal, diciendo que su operación sería un desastre. Además, se afirmó que el dólar desaparecería de nuestra economía, lo que causaría un colapso financiero. Sin embargo, nada de eso sucedió.
Durante ese periodo, los estadounidenses nos invadieron el 20 de diciembre de 1989. Bombardearon varias ciudades, permitieron saqueos e incendios de comercios. Pero, cuando el mundo esperaba que Panamá se hundiera, en solo seis meses el país se había recuperado, sin rastros aparentes de lo ocurrido. Desde entonces, nuestra nación se convirtió en una de las economías más sólidas de la región.
A pesar de que hemos tenido gobiernos corruptos, salvo la administración de Guillermo Endara, que robaron miles de millones de las arcas públicas, la economía mantuvo su rumbo hasta la pandemia del covid-19. Incluso durante la crisis sanitaria, el gobierno de turno continuó dilapidando el erario en politiquería barata.
Hoy, enfrentamos un gobierno de corte empresarial incompetente, que se limita a obedecer recetas internacionales. Una de estas recetas es la reforma de la Ley Orgánica de la Caja de Seguro Social, que pretende entregar al sector empresarial el control de los ahorros de esta institución.
Resulta llamativo que esta reforma incluya un aporte estatal de más de mil millones de dólares para reflotar el Seguro Social. Pero, ¿quién administrará esos mil millones? ¿De qué fondo saldrá ese dinero, considerando el déficit fiscal de más de seis mil millones de dólares? La respuesta del gobierno parece clara: la mina es su solución.
Este grupo de maleantes también ha recurrido a amenazas, pero yo aseguro que nada nos sucederá si se van. Mi propuesta es demandarlos para que devuelvan los más de diez mil millones de dólares que nos han robado entre 2018 y 2023, que podrían ser incluso más.
El autor es abogado.

