Oye, ¿recibiste el memo?
– No. ¿Cuál memo?, responde Alex.
– El que dice que tenemos que estar ya en la sala de reuniones con el vice. Seguridad nacional, decía.
– Debieron haberse equivocado otra vez… Siempre me cae en el buzón de la Mesa de Nombramientos. Vamos.
Minutos después, en la sala de reuniones, el vice pregunta a su asistente:
– ¿Falta alguien?
– No, señor. Ya están Rojas, Zapa, Luigi, Alex, Sabo, Nadia Ka Ito. Solo falta Ace Vedo. Me dijo que está en camino, que anda apagando un …
En eso, Ace irrumpe en la sala, sudoroso, con olor a humo y sonriente.
– Perdone, jefe. ¡Misión cumplida!, anunció.
– ¿Misión cumplida? ¿Y por qué hueles a humo?, pregunto el vice.
– Sí, jefe, usted sabe, la de nuestros papeles comprometedores…
– Sí, pero esos papeles están en el Registro Público. Ace, no me digas que le prendiste fuego al Registro Público...
– Bueno, sí, jefe. Es que Nadia me dijo que todo está digitalizado allí. Recuerde que el plan era que ella eliminara todo eso de la digitalización y que todo volviera al papel, para evitar el acceso en línea. Pero no se pudo.
– ¿Cuándo me informarían de eso?, preguntó el jefe.
– ¿Lo del fuego o que no se pudo volver a los papeles?
– Lo del plan que fracasó en el Registro Público.
– Eso era misión de Nadia, dijo Ace, buscándola entre los presentes, con la mirada.
Ella tomó la palabra.
– Jefe, ese plan era inviable. Se lo comenté a Rojas y a Sabo, y concluyeron que era mejor quemar todo, porque allí teníamos papeles muy comprometedores. Pero no se preocupe, ahora todos tienen que pagar otra vez por esos trámites y nos ganaremos un billetito.
El vice se puso contento y exclamó...
– ¡Así me gusta! Hay que sacarle provecho a las crisis. Gran equipo. Mañana le pediré a Julito que les ponga una medalla en el parque de Penonomé. Bueno, los reuní porque estamos frente a una crisis de seguridad personal... Perdón, nacional. ¡Y hay que tomar medidas! He recibido información de contrainteligencia, según la cual está en curso un proyecto del enemigo –palabra clave “gabygate”– que pone en riesgo nuestras operaciones...
Ace interrumpió al vice.
– Perdone, su majestad... Perdón, excelencia... Yo, como jefe de contrainteligencia, le aseguro que no existe ese informe. Lo que sí es que un pinche periodista le envió un cuestionario a usted y a mí. Así nos enteramos del plan de desestabilización. No fue ninguno de nuestra contrainteligencia.
–¡Silencio! Lo que digo es que no fue muy inteligente que nos mandara esos cuestionarios. Y eso es actuar contra natura, o sea, contra inteligencia. ¿Cuándo aprenderán? Ahora, el plan: ¿qué haremos?
El vice escuchó las ideas que salían en desorden… Inspectores de trabajo, del Seguro Social, de la DGI... ¿Qué más? Camiones de Bagatrac rodeando el edificio...
– Genial, decía el jefe.
– ¿Quemas el edificio?, sugirió tímidamente Ace.
– ¡Manos a la obra!, ordenó el jefe.
Pero Ace advirtió: si alguien aquí tiene sus camiones con Bagatrac, que se los lleve, porque después se queman y no respondo por eso.
– Tranquilo, Ace, dijo alguien. Los míos están en Ena.
