Hay personas que me preguntan por quién votar. Mi respuesta: pregúntame en tres meses. En ocasiones devuelvo la pregunta: ¿y por quién no votarás? Sus respuestas –inmediatas y seguras– me dicen que en este asunto están perfectamente decididos.
Esta semana empezaron a despejarse las dudas, lo cual no necesariamente son buenas noticias. La Prensa organizó un foro en el que participaron siete de los ocho candidatos presidenciales que, sentados uno junto al otro en una mesa, se hallaban visiblemente incómodos, seguramente por compartir su espacio vital con sus rivales, aunque no descarto hipocresía, porque, con excepción de una de las candidatas, todos han estado en política, hablando de alianzas, uniones de conveniencia y de esas cosas de las que hablan los políticos.
El espacio de esta columna es pequeño, así que tocaré solo un tema que, entre todos, me parece que es, desde el punto de vista social y económico, el que consumirá la mayor parte del capital político del nuevo gobierno: Se trata de la Caja de Seguro Social (CSS), problema con el potencial de ser tan importante como lo fue el contrato minero.
Y es decepcionante que carezcan de un plan. Todos, incluso nosotros los votantes, conocemos el diagnóstico, pero no escuché de ellos algo como un plan. Lo más cercano fue lo que dijo uno de los candidatos independientes –modificar las métricas– que no es nuevo, pero que, al menos, abordó con valentía, algo que no se atrevió a hacer el resto porque eso, desde ahora, les costaría capital político.
Además de no tener un plan, el candidato del gobierno fue un perfecto cínico. Si bien la institución no está en quiebra, tal como lo dijo el candidato Gaby Carrizo, uno de sus pilares podría arrastrarla a su debacle, pues el consumo de sus recursos es voraz, y aunque su gobierno pudo hacer algo, no lo hizo, justamente para que él tuviera oportunidad de postularse y ganar la Presidencia, conservando capital político para este momento. Pero el cálculo no consideró los imponderables porque, ni siguiendo escrupulosamente el guion, subirá la loma.
Lo que me pareció más insultante es que haya dicho que “se necesita la concertación y la alianza de mentes brillantes, […] para sentarnos con tranquilidad en 12 o 24 meses y encontrar la solución final de la CSS”. Hace falta ser un desfachatado para ignorar que lo poco que servía en su gobierno fue desechado sin reparo alguno, como dos exministras de Estado. Y esperar dos años para solucionar un problema de tan enorme magnitud nos dice lo irresponsable que es este sujeto. Ello, sin contar el fracaso que fue el diálogo de la CSS que convocó su gobierno.
La burla, el desparpajo, la improvisación, la codicia, las mentiras, la hipocresía y la carencia de valores, arrojo y neuronas no es lo que necesitaremos ante los acuciantes y graves problemas que se avecinan. Necesitaremos todo lo contrario. Y aunque el panorama no está claro, me tranquiliza que aquellos que me han respondido por quién no votarías lo tienen claro. No hace falta decir quién es el campeón de la antipatía electoral. Su incompetencia lo antecede y lo llevará a estrellarse con todo.
