En octubre pasado, recién elegido compañero de Ricardo Martinelli, José Raúl Mulino dijo: “solo los imbéciles y las piedras no cambian”. Esta frase es relativa, necesita un punto de referencia, porque –por ejemplo– uno puede cambiar para ser un imbécil o para ser listo.
Conocí a Mulino tras la invasión: íntegro, inteligente. Recuerdo que me dijo que no era conveniente meterse con periodistas: tocar a uno era tocarlos a todos, y con una arremetida así, era mejor ser prudente. Quizás no lo recuerde, pero yo sí. No había reparado en ese hecho hasta que lo corroboré con sus palabras en mente.
Pero, como dijo, todo cambia. Hoy llama “periodicucho” a este medio, aunque lo cita para criticar al PRD. Su jefa de prensa renunció, porque las dos semanas que estuvo en su campaña fueron las más duras de su vida. “No puedo apoyar una campaña que va en contra de todos mis principios”.
Las palabras y acciones del Mulino de hoy distan del Mulino de los 90. Me habría gustado verlo de presidente como lo conocí: serio, con principios y valores vigorosos. Pero cambió: ¿Lo hizo para bien o para mal?
En enero de 2019, mientras Martinelli estaba detenido, Mulino anunció su unión y respaldo a Rómulo Roux, candidato presidencial de CD. Un año antes, Mulino le había disputado en primarias esa candidatura, pero perdió. En esa campaña, Mulino calificó de traidor a su rival y lo descalificó por ser “sobrino” de Varela.
Mulino anunció su apoyo a Roux junto con su aliado de hoy, José Muñoz (Alianza) y Mimito Arias, el derrotado en 2014. La ironía es que en 2018 Mulino había jurado que si perdía, de ningún modo apoyaría a Roux (sí, como renuncia “irrevocable”). Pero cambió: haría un esfuerzo para que ganara Roux, porque “el PRD ha gobernado junto con el panameñismo”. Hoy el PRD gobierna con el martinellismo y hasta tienen candidatos políticos nominados en forma conjunta para las elecciones de mayo. Eso sin contar el contubernio entre diputados del PRD y los de CD que traicionaron a Roux, fieles seguidores de Martinelli. Tras la derrota de CD, Mulino abandonó CD para ser de los fundadores de RM.
El 21 de junio de 2021, durante una de las peores represiones de Daniel Ortega a su pueblo, Mulino dijo: “… Es un contrasentido tener relaciones normales en un país con un gobierno abiertamente dictatorial…”. El Mulino que conocí fue defensor de la democracia y de los derechos humanos. Sufrió su ausencia en los años de dictadura militar, pero hoy no reprocha a Martinelli haberse metido en la embajada controlada por el dictador Daniel Ortega.
En febrero pasado, Estados Unidos sancionó a más de 100 funcionarios nicas por ataques a los derechos humanos y esta semana, sancionó a su procuradora “por ser cómplice de la opresión” de Ortega. Y Mulino callado. Si Ortega reprime otra vez a su pueblo, como en 2018 y 2021, y Mulino es presidente, ¿qué debemos esperar de él: silencio, felicitaciones a Ortega o una de esas estúpidas cartas llamando al diálogo?
Ortega, desde el FSLN, luchó con las armas para liberar a su país de la dictadura de Somoza, pero hoy es lo mismo que combatió. Por el mismo camino va Mulino: de enemigo a ser amigo de dictaduras. Sí, Mulino ha cambiado, pero ¿es más listo?. Hay cosas que no deben cambiar, que tienen que ser, precisamente, como rocas. Y esos son los principios. Y al Mulino de hoy, después de tantas camisas y colores, ya no le creo ni los buenos días.


