Introducción
En la industria, el scrap es material defectuoso que no sirve para nada. En la Asamblea Nacional de Panamá ocurre algo similar: proyectos de ley, recursos y tiempo se desperdician sin generar beneficios reales para la población. Esta ineficiencia erosiona la productividad del Parlamento y mina la confianza ciudadana.
Aplicar principios de gestión de calidad bajo sistemas funcionales —y no meramente documentales— podría ser la clave para aumentar la eficacia, la efectividad y el valor de la labor legislativa. Estos sistemas deben ser claros, concisos, flexibles y centrados en la mejora continua; de lo contrario, se convierten en una carga burocrática que paraliza a la institución.
Proyectos que nunca avanzan
Muchos proyectos se presentan sin análisis técnico ni jurídico. Algunos resultan inconstitucionales; otros, simplemente redundantes. Por ejemplo, iniciativas que pretenden modificar leyes ya reguladas o reglamentar aspectos inexistentes. La consecuencia: nunca pasan del primer debate y se convierten en puro “scrap legislativo”.
Bloqueos internos y debates estériles
Otras propuestas se discuten durante semanas o meses, pero se traban por disputas partidarias o falta de consenso en las comisiones. Se convocan sesiones completas para debatir temas que terminan archivados sin resultados. Esto consume tiempo, recursos y esfuerzos sin impacto real.
La ausencia de un sistema de calidad funcional, que establezca procedimientos claros, seguimiento y medición de resultados, agrava este desperdicio institucional y perpetúa la ineficiencia.
Leyes aprobadas pero ineficaces
Incluso las leyes aprobadas con frecuencia resultan inoperantes: mal redactadas, inviables o carentes de presupuesto. Ejemplo de ello son programas sociales sin financiamiento o normativas ambientales sin reglamento de aplicación. En pocos meses son vetadas, modificadas o derogadas, evidenciando la falta de planificación, control y mejora continua en el proceso legislativo.
Causas del desperdicio legislativo
Proyectos mal diseñados desde su concepción.
Asesores sin formación técnica o jurídica adecuada.
Desconocimiento del reglamento interno y de la Constitución.
Procesos lentos, comisiones estancadas y debates sin rumbo claro.
El impacto es tangible: gastos innecesarios, pérdida de eficiencia y creciente desconfianza social hacia los legisladores.
Cómo mejorar la productividad
La profesionalización y la planificación son esenciales. Capacitar a los diputados en derecho constitucional, técnica legislativa y políticas públicas; revisar proyectos archivados con valor potencial; y eliminar iniciativas sin sustento, permitiría reducir el desperdicio legislativo.
Asimismo, incorporar sistemas de calidad funcionales, centrados en resultados medibles y procesos estandarizados, garantizaría una mejora continua y aseguraría que cada proyecto aporte un beneficio concreto a la sociedad.
Ejemplos de buenas prácticas
Algunos países han logrado reducir el “scrap legislativo” mediante filtros previos de análisis técnico, comisiones de revisión y evaluaciones de impacto social antes de presentar cualquier iniciativa.
Aplicar medidas similares en Panamá, bajo un enfoque de calidad funcional, permitiría generar leyes más efectivas y debates más productivos. La clave está en diseñar sistemas que promuevan la eficiencia real, no la acumulación de documentos, informes o procedimientos sin aplicación práctica.
Conclusión
La Asamblea Nacional tiene la oportunidad de aprender de la industria: la eficiencia significa ahorro de recursos y mayor credibilidad. Reducir el “scrap legislativo” exige una gestión sistemática, con procesos estandarizados, medición de resultados y compromiso con la mejora continua, sustentada en sistemas de calidad verdaderamente operativos.
Aplicar la gestión de la calidad de forma práctica y funcional permitiría transformar el Parlamento en un organismo más responsable, transparente y orientado a resultados, capaz de producir leyes con impacto real, sesiones productivas y una ciudadanía más confiada en sus representantes.
El autor es consultor, especialista en sistemas de gestión ISO, producción y seguridad ocupacional.

