Los avances del Ministerio de Educación en cuanto a los resultados obtenidos en la organización administrativa, hasta la administración saliente (2019-2024), demostraron que la institución sigue siendo la misma, año tras año, lo cual quedó evidenciado el año escolar en curso.
A nivel nacional, en las diversas regiones educativas, aún hay escuelas que no están listas y que no estarán disponibles para ser utilizadas en lo que resta del año escolar. Por lo tanto, algunos estudiantes actualmente reciben sus clases por turnos, dos días a la semana, y otros en aulas improvisadas dentro de centros comerciales para recibir “el derecho a la educación”. Otros pocos deben quedarse en sus casas esperando tener conectividad para continuar con las clases virtuales, que están de moda. En algunos otros casos, después de cuatro meses de iniciado el año escolar, simplemente deben esperar un día específico para poder ir al colegio.
El decreto ejecutivo que establece cada año el calendario escolar con la fecha de inicio, reglamenta las fechas de recesos escolares estudiantiles y las fechas de graduaciones, considerando que es para todos los estudiantes, ya que todos deben iniciar en la fecha programada y cumplir con los días de clase estipulados.
El sistema educativo oficial tiene peculiaridades; hablamos de infraestructura, pero ese no es solamente el problema. Algunas escuelas están listas pero no cuentan con los maestros de grado o los profesores para las diversas asignaturas que comprenden el currículo escolar, por lo que, igualmente, los niños, al no tener un docente en el aula, son enviados a sus casas. En otros casos, las escuelas están listas con sus docentes, pero carecen de los materiales fundamentales en los laboratorios y en los talleres, lo cual genera un entorno deficiente, tanto para el que aprende como para el que enseña. Así podemos seguir enumerando características que marcan la deficiencia del sistema.
En la parte pedagógica, tenemos un resultado no halagador por parte de los estudiantes que reflejan debilidades en los resultados de los aprendizajes, lo cual se ha validado en los puntajes obtenidos en pruebas estandarizadas, en las pruebas de admisión de las universidades, en los niveles de repitencia estudiantil anual y en el abandono escolar. Por lo tanto, sugerimos que es prioritario revisar los contenidos curriculares y las distintas formas pedagógicas de enseñanza, las cuales no se ajustan a la nueva era tecnológica que viven los niños y jóvenes.
Considerando los resultados de las pruebas generalizadas de medición de conocimientos previos, donde se mide el nivel de aprendizaje de los estudiantes en áreas como ciencias, matemáticas y lectura; al leer los informes que detallan que de cada cuatro estudiantes, solo uno demuestra habilidades matemáticas y tres no, y que de cada dos estudiantes solo uno demuestra habilidades de lectura, comprendemos que estas deficiencias son un problema que puede afectar el futuro académico de nuestra sociedad, convirtiéndose en un tema urgente por abordar y subsanar lo más pronto posible.
Deseamos que, en este nuevo quinquenio de administración (2024-2029) iniciado recientemente, la educación logre alcanzar los estándares de calidad de una gestión eficiente con resultados concretos, donde toda la comunidad educativa, como un verdadero equipo, ejecute su rol. De darse más equivocaciones en la parte organizativa y administrativa del Ministerio de Educación, seguiremos perjudicando el futuro de nuestra nación.
La educación panameña no debe ser parte exclusiva de la política quinquenal; es un derecho que debe ser visto como un compromiso de Estado en beneficio de todos los estudiantes. Es obvio que la ecuación que plantea el problema arraigado por años en el Ministerio de Educación tiene como solución un acuerdo formal y verdadero de todos los involucrados, directos e indirectos, en la formación educativa panameña. La solución no es solo un “plan” que alimenta las falsas expectativas con la receta mágica para aplicarla a través de nuevos proyectos sin tan solo evaluar previamente las verdaderas razones de la deficiencia del sistema educativo en general, desde lo interno hasta lo externo.
La educación en todo su contexto no es rígida, por lo que no requiere de la formalidad en las estrategias para abordar los problemas tal cual son. Es importante evaluar lo que se hace para buscar la solución asertiva y oportuna al problema identificado. Es importante que todos los profesionales estén comprometidos y se preocupen por el buen funcionamiento del Ministerio de Educación; cada colaborador debe demostrar con sus acciones que entiende la complejidad, delicadeza, ejecución y funcionalidad de las tareas propuestas. La rotación de funciones dentro de la institución puede colaborar a que se den mejores resultados. Cuando se hace lo mismo de la misma forma por muchos años sin mejoras, no es sano, ya que se atrofia el sistema.
En los ajustes pertinentes, en lo que compete a la formación del educador, es también necesario revisar el perfil de ingreso y de egreso del que estudia la carrera docente.
La autora es educadora.

