¿SOBORNO?. El panameñista Elías Vigil tiró fuego y amenazas en un post de Instagram. Después de votar en contra del contrato minero en la Comisión de Comercio escribió sobre maletinazos: “Mucho el maletín, carajo”. “Sigan jodiendo colegas y los tiro al agua”. Acto seguido y como una especie de mensaje encriptado dijo: “1.5″. ¿Serían 1.5 millones de dólares? Diputado Vigil; el encubrimiento también es un delito.
SOSPECHOSO. Al que se le vio por los lares del Legislativo fue a Aris de Icaza. Nadie sabe qué hacía por esos territorios. ¿Cheque bajo la mesa?
FORRADOS. Las firmas de abogados que tienen de cliente a la empresa minera y al Estado han hecho un festín este año con la preparación del contrato minero. El diputado independiente Raúl Fernández les recordó lo bien que les ha ido, pero ninguna da la cara en el pleno de la Asamblea Nacional. ¿ Será por pena?, cuestionó.
RIN RIN. Walkiria Chandler, la suplente de Gabriel Silva, ayer regañó al despistado presidente de la Asamblea. Jaime Vargas parece estar en Belén con los pastores y toca decirle “aló”, para que conteste lo que le preguntan.
PATIO LIMOSO. No sabemos si Walkiria logró su cometido, pero quien paró a Vargas de su trono fue la diputada Zulay Rodríguez, mientras discutían en pleno estrado. Vargas le apuntaba con el dedo índice y a Zulay la terminaron bajando del Olimpo.
HARAGÁN. Nito Cortizo era un perezoso y se recostaba de Balbina Herrera cuando ambos eran diputados en la Asamblea Nacional. Así dijo Zulay, que como tantas veces estaba fuera de control, y ayer recordó vivencias del pasado para decir que Cortizo es una persona que no trabaja lo suficiente y no cumple con sus responsabilidades.
LISTAS. El ministro de Economía , Héctor Alexander dejó el rancho a cargo de Carlos González, viceministro de Economía que hasta el 28 de octubre estará como titular encargado. Tal parece que Alexander se fue a reuniones con la Unión Europea, en España, y con el pleno de la Gafi, en Francia. A Panamá le urge salir de las listas discriminatorias y Alexander quiere ser portador de la buena noticia, después de semejante presupuesto de gastos, sin control, que preparó su despacho para el 2024.