PROTOCOLO. La embajadora estadounidense, Mari Carmen Aponte, participó en las dianas con Osvaldo Ayala y Jonathan Chávez en la Presidencia de la República, en el te deum en la Catedral Metropolitana y en la sesión solemne del Consejo Municipal de Panamá. Ojalá también la reciban con entusiasmo cuando quiera hablar sobre la lucha contra la corrupción, el blanqueo de capitales y la certeza del castigo.
METIDA. Mientras algunos rinden honor a la patria en su día, la esposa de un conocido prófugo de la justicia se codeaba con las más altas autoridades en los actos en la Presidencia. Para colmo de males, se tomó el trabajo de acomodarse al lado del ministro de Seguridad, Frank Ábrego, quien, a su vez, sería el superior jerárquico de quienes tendrían que echarle mano al esposo de la susodicha si él decidiera bajar de su hamaca y poner un pie fuera del refugio diplomático que ha alquilado. Solo le faltó sacarse un selfie con la embajadora del país que lo designó como corrupto.
IMPEDIMENTO. Hablando de los intereses en conflicto de algunos, la semana pasada ingresó a la Comisión de Credenciales de la Asamblea una querella contra la magistrada María Eugenia López Arias, presentada por Alejandro Pérez en representación de Martinelli. El acento abominable lo puso la presidenta de esa comisión, Shirley Castañeda, ya que, en nombre del mismo “cliente”, ella también denunció a López en el año 2022. Y como para que no se diga que le importan los conflictos de interés, cuando Castañeda tomó posesión como presidenta de la referida comisión, lo hizo rodeada de la esposa y los hijos de Martinelli, Pérez y otros abogados del designado. Parece que así es como esta gente piensa que debe operar la justicia: siendo juez y parte.
R.I.P. La aprobación del presupuesto general del Estado 2025 ha dejado claro que, en la Asamblea Nacional, han desaparecido los partidos políticos de oposición. Lo que hay es un solo bloque de colectivos votando al unísono y una bancada independiente. La semana pasada, el único que se atrevió a romper filas fue el panameñista Francisco Brea, quien votó con Vamos, Moca y Patsy Lee en contra del proyecto de presupuesto. El resto actúa más como un cartel que como organismos políticos autónomos.
