ASTA. El abanderado de ayer, en Boquete, era el ministro de Obras Públicas, José Luis Andrade. Es buena la estrategia de los boqueteños. A la velocidad con la que están resurgiendo los huecos en nuestras vías, ya deberían estar invitándolo a cada fiesta patronal y hasta a los bautizos de las diferentes comunidades. A ver si así le pone fin al problema.
NAVICAJA. El próximo martes 3 de diciembre, inicia la venta de las 500 mil cajas navideñas del IMA, a un costo de $15 cada una. Adentro hay un jamón picnic, una bolsa de 5 libras de arroz, guandú, piña y azúcar. Para evitar que una persona adquiera más de una caja, se utilizará un PDA para escanear el QR de la cédula de cada comprador. Nada parecido a como se repartían las bolsas de alimentos durante la pandemia, que luego aparecían inexplicablemente en casas de funcionarios y en manos de políticos.
LETRERITO. Este viernes se reanudan las consultas del proyecto de reformas a la CSS. En la lista de oradores están el magistrado del Tribunal de Cuentas, Rainier del Rosario, el economista Ernesto Bazán y varios integrantes del club de debate Eusebio A. Morales de la Universidad de Panamá y de movimientos estudiantiles. Falta saber si el director de la CSS, Dino Mon, ha quedado con ganas de seguir utilizando aquella señalización que, de un lado, tiene anotada la frase “pido la palabra” y, del otro, la expresión “falso”. Está bien que quiera intervenir cuando la discusión se torna bizantina, pero sin necesidad de descalificar o ridiculizar.
ESTIPENDIO. El diputado Jamis Acosta viajó al Foro de Presidentes y Presidentas de Poderes Legislativos de Centroamérica y la Cuenca del Caribe (Foprel), que se celebra hasta este fin de semana, en Rabat, una ciudad que queda en el norte de África. ¿Acaso no saben usar Google Maps? Para que Acosta participe del evento durante siete días, la Asamblea le entregó un viático de $4,800. Los diputados ya reciben $3,200 mensuales en concepto de gastos de representación. Deberían confirmar únicamente aquellas invitaciones que son con los gastos pagos. O mejor aún: abstenerse de aceptarlas.
