SUSTO. Ayer, cuando el ministro Felipe Chapman explicaba en conferencia de prensa cuáles eran los ajustes que el Gabinete había aprobado al presupuesto del próximo año, se fue la luz. Ni intencionalmente habrían logrado un efecto tan acorde con la ocasión. Y si el corte hubiese ocurrido más temprano, podría haber coincidido con el simulacro nacional de evacuación. La escena habría sido perfecta para Halloween.
ESPALDARAZO. Benicio Robinson aprovechó la comparecencia de Gisela Agurto y Carlos Villalobos para defender los aumentos salariales. Según él, los magistrados se quedaron cortos y, en lugar de $14,000, tendrían que haber incrementado su salario a $25,000. Y eso que él mismo admite que “el salario no va a evitar que haya corrupción, pero tiene que haber un buen pago”. Después de todo, la Corte no había fallado que ese era un tema privativo del Órgano Judicial. Entonces, esas declaraciones de Robinson, ¿constituyen una intromisión en los asuntos de otro órgano del Estado? ¿O es que está así de contento con los magistrados actuales porque no se han atrevido a investigarlo?
DIABLO ROJO. Mientras los diputados de la Comisión de Credenciales examinaban la hoja de vida de Agurto y Villalaz, observaba atentamente la escena, desde la segunda fila, el asesor presidencial Jorge Ricardo Fábrega, a quien Mulino reconoce como su “coordinador”, “enlace” y “contacto político” en la Asamblea. Fábrega bien podría haber estado allí por interés propio, ya que algunos miembros del Judicial, últimamente, han tenido un trato muy deferente con él.
AROMA. Ayer, al regresar de su descanso de fin de semana, el personal de la Asamblea encontró que un gallinazo se había instalado en la oficina de la subsecretaría general. ¿Cómo llegó hasta allí? A estas aves carroñeras les gusta hurgar en basureros y se sienten atraídas por el material en descomposición. Con razón.
ALTO. Después de la publicación en La Prensa, un camión salió de isla Flamenco con una retroexcavadora igualita a la que estaba realizando trabajos en la concesión de Amador Marina. Ahora falta que informen cómo llegó esa maquinaria al lugar. Los que saben dirán que llegó “sola”.

