HUELGAS. El lunes, un grupo de conductores de buses piratas se fue a la paralización para protestar por el acoso de la Policía de tránsito y la autoridad del mismo ramo. Ayer, un grupo de “socios” de Uber detuvo su servicio para repudiar la nueva estructura tarifaria de la empresa. A este paso, se retirarán de la calle los “bien cuidaos” en rechazo de las minúsculas propinas que estamos obligados a pagar a la fuerza los ciudadanos. Cómo se nota que no existe voluntad política de ordenar el sector transporte.
EPIFANÍA. Según un trino del diputado Panky Soto: “Tremenda noche la de anoche con, John Maxwell no me lo podía perder, debemos llenar nuestra sociedad de líderes” (sic). Lástima que no mostró ese liderazgo cuando se le presentó la oportunidad con el anteproyecto de ley de educación sexual.
PAÍS DE LAS MARAVILLAS. Primero fueron los jamones. Luego, el respaldo a la bomba y plena, y ahora vemos los resultados de su carrera de modelaje: “Estoy felizzz!!! Cuando era niña, mi sueño era salir dibujada en la puerta de un Diablo Rojo. Hoy un busero de Vacamonte me cumplió el sueño. No es mi mejor foto, pero toy´ en el Diablo Rojo. Pd: Gracias al Busero Dios lo bendiga siempre y espero que siempre ese bus vaya repletoo” (sic).
GENIOS. La administración del Aeropuerto Internacional de Tocumen (la misma del apagón de seis horas) pretende contratar una empresa para que traiga halcones que se dediquen a espantar a los gallinazos que amenazan el tráfico aéreo de esta terminal. En países como Perú usan este sistema para espantar otras aves. No sé a cuántos ornitólogos han consultado, pero esto tiene potencial de convertirse en una masacre de halcones. Además, los combates aéreos cerca de la pista pueden ser sumamente peligrosos para los aviones, y existe el riesgo de que las instalaciones y los usuarios se vean bombardeados desde el aire por los recién llegados. Saldría mejor recoger la basura y proteger los manglares de los alrededores de Tocumen.
ASUNTO DE NOMBRES. El Ministerio Público necesita con urgencia ampliar la lista de nombres para sus operativos contra la delincuencia organizada. Eso de “El Gallero” fue muy obvio. Pudieron ponerle algo así como “Operación Mojiganga”, “Los hijos de Rufina”, “Vecinos no tan lejos de Monagrillo” o “La Pariteña Arrasó con Todo”.
