En estos días leía un artículo sobre cómo la empresa Toyota había empleado los conceptos de kaizen (mejora) para reducir, significativamente, los tiempos de espera de los comensales en un comedor social en New York. Kaizen es la respuesta japonesa a la solución de problemas.
Las nuevas medidas antitranques decretadas por el gobierno son una buena iniciativa que requiere la utilización de los principios básicos del kaizen. Lo primero, según mi punto de vista, es involucrar a más personas fuera del círculo de expertos de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) y del Gobierno. Es obvio, en vista de las quejas, que no se involucró a las partes interesadas para generar una solución más robusta.
Otra forma sería involucrar a los cerca de 40 mil conductores que circulan durante el periodo de la inversión de carriles, por medio del despliegue de información en tiempo real de la reducción de los tiempos de tránsito. Para eso se podrían utilizar tableros electrónicos desplegando esa información y retando a los conductores a mejorarlos, mediante instrucciones específicas sobre buenas prácticas de manejo.
En este momento es muy claro que nadie puede asegurar si la inversión ha producido una mejora significativa o si desmejoró el tiempo de tránsito. La ATTT debe identificar cuáles son los tres peores momentos en ese flujo y aplicar los principios básicos de la teoría de Goldratt acerca de gestión de los cuellos de botella.
Como es lógico, en esos momentos hay que desplegar a los mejores agentes para agilizar el tránsito.
Hablando de capacidades, algunos agentes policiales no tienen las competencias para gestionar los cuellos de botella. Esto nos lleva a generar planes para capacitarlos en las mejores prácticas. Se podría concretar una brigada permanente de la ATTT –similar a la entusiasta fuerza de tarea conjunta– como parte de los operativos, y que se encargue de remover los carros dañados y los árboles en minutos. Esta brigada también podría poner boletas para desalentar las malas prácticas.
Por último, se debería premiar a ese equipo, si las metas son alcanzadas. La empresa privada podría encargarse de financiar algunas de estas medidas o de premiar a la fuerza de tarea conjunta, por periodos, ya que sería la principal beneficiaria si se logra que más gente circule en las calles de manera más eficiente.
Este es solo un bosquejo de posibles soluciones, tomando en cuenta las variables que aparecen en un diagrama Ishikawa (de causa-efecto) pero, sin duda, se requiere de más observación y de datos para aproximar las mejores alternativas de solución.
