Este 24 de febrero, Ucrania cumple un año desde la invasión a gran escala por parte de Rusia.
Pero esta invasión no empezó el año pasado sino en 2014, cuando Rusia atacó Ucrania ocupando sus territorios soberanos: la península de Crimea y partes de las regiones de Donetsk y Lugansk.
La propaganda rusa afirmaba que Ucrania solo duraría unos días antes de rendirse. En realidad, Ucrania no solo ha detenido la invasión, sino que con contraofensivas exitosas ha conseguido liberar casi la mitad de sus territorios recién ocupados. Las fuerzas rusas están sufriendo enormes pérdidas diarias.
Por otro lado, esta guerra está causando daños terribles al Estado ucraniano. Al fracasar en el campo de combate, los rusos redoblan sus esfuerzos para matar a ucranianos inocentes y destruir pueblos y ciudades.
Tras simular estar abierta a negociaciones, Rusia ha intensificado sus esfuerzos en el campo de batalla en un intento de tornar la guerra a su favor. Ello ha incluido el aumento de los ataques y bombardeos en toda la línea del frente, así como un nuevo gran ataque con misiles (el número 14) contra civiles ucranianos e infraestructura crítica el pasado 10 de febrero.
Ucrania expresa su agradecimiento con sus aliados por los sistemas de defensa entregados hasta ahora y solicita más suministros para reforzar sus capacidades de defensa ante los misiles rusos y el terror que generan.
Cuanto mayor y más rápida sea la ayuda en materia de seguridad que reciba Ucrania, antes se llegará a una paz justa y duradera. Ni Ucrania ni nadie más está interesada en una guerra prolongada que aumentará las bajas y exigirá recursos adicionales.
Desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala, nuestros países han tomado medidas progresivas para apoyar a Ucrania, que se han convertido en un modelo para otras naciones.
¿Qué se puede hacer? Mucho. Ofrecer ayuda económica y humanitaria. Sancionar a funcionarios rusos por su participación en violaciones de derechos humanos, así como a agentes y organizaciones rusas implicados en los esfuerzos de desinformación. Revocar el estatus comercial especial de Rusia y de su aliada Bielorrusia, lo que en algunos de nuestros países se ha traducido en aranceles del 35% a sus importaciones, entre otras medidas.
Panamá fue muy contundente en su apoyo a la soberanía e integridad territorial del Estado ucraniano, así como en su condena a la agresión rusa contra Ucrania en marco de las organizaciones internacionales. Panamá respalda así su vocación por la democracia, el respeto de los derechos humanos y el derecho de la soberanía y libertad de las naciones.
En este sentido, esperamos que Panamá se una a la coalición de los Estados que han introducido sanciones contra la maquinaria militar rusa, lo que ayudará a poner fin a esta injustificable invasión.
Las consecuencias de las acciones de Rusia se extienden mucho más allá de las fronteras de Ucrania. Panamá es un país valiente que nació globalizado y ha prosperado en un orden internacional cimentado en reglas. En Panamá, al igual que en todas partes, se sufren los efectos de la invasión que se traducen en una inflación creciente, una mayor inestabilidad en las cadenas de suministro e inseguridad alimentaria y energética. La lluvia no cae sobre un solo techo.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, ha propuesto la Fórmula de Paz, una iniciativa que se basa en el respeto a la soberanía e integridad territorial de los países, condenando cualquier agresión contra un Estado soberano y reclamando que los responsables de tales actos se enfrenten a los tribunales.
Rusia aún no ha mostrado ninguna disposición hacia una paz duradera y continúa perpetrando terrorismo internacional, mientras comete genocidio contra los ucranianos e incurre en crímenes de guerra.
Los 10 elementos de la Fórmula de Paz, que pueden seguirse colectiva o individualmente, tienen el potencial de conducir a una paz a largo plazo en Ucrania, Europa y el mundo. Animamos a todos los países, incluido Panamá, a que se unan a nosotros para que este objetivo se haga realidad.
Juntos seguiremos construyendo y defendiendo la democracia y las libertades para las generaciones futuras.
Este artículo lo firman 14 embajadores:
Oksana Dramaretska, embajadora de Ucrania en México
Kim Ursu, embajadora de Canadá
Martina Klumpp, embajadora de Alemania
Izabela Matusz, embajadora de la Delegación de la Unión Europea
Guzmán Palacios Fernández, embajador de España
Juan José Barrios Taracena, embajador de Guatemala
Fabrizio Nicoletti, embajador de Italia
Hideo Fukushima, embajador de Japón
Heroína Telaku, embajadora de Kosovo
Leszek Biały, embajador de Polonia
Gonçalo Teles Gomes, embajador de Portugal
Guy Sevrin, embajador del Reino de Bélgica
Ilse Smits, embajadora del Reino de los Países Bajos
Timothy David Stew, embajador del Reino Unido de Gran Bretaña
