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Una de cal y una de arena

Hay que aceptar que la actuación del Mero Macho en Brasil con el tema de lograr el regreso de Chiquita a Panamá y reactivar esos empleos perdidos fue un gran logro, que remedia parcialmente el daño causado por los actos de sindicalistas, vándalos y agitadores. Se encontró un remedio a los empleos, pero ¿qué pasó con los daños sufridos por las empresas y los bocatoreños honrados que vieron esfumarse en llamas el esfuerzo de una vida? Sin respuesta, igual que en Chiriquí.

La firma del Memorándum de Entendimiento con Brasil para fortalecer relaciones fue otro logro positivo, así como la adhesión de ese país al Tratado de Neutralidad que Estados Unidos no ha respetado. Como el Desquiciado impuso aranceles punitivos, el coloso brasileño optó por acercarse más a China. ¿Deberíamos nosotros seguir ese ejemplo y retomar el convenio de la Ruta de la Seda? Todavía no ingresamos como Estado Asociado al Mercosur porque la Asamblea no lo saca de la gaveta.

Como nuestras finanzas fiscales están altamente saludables, el Consejo de Gabinete aprobó en marzo pasado la compra directa de cuatro aviones de combate para ataque a tierra la empresa brasileña Embraer y dos de transporte táctico a la empresa Airbus, representando una inversión total por B/. 187 millones. Dicha compra se finiquitó con la visita a Brasil del Mero Micho. Hemos comprado aeronaves militares para el Servicio Nacional de Fronteras, por lo que viene a la mente la siguiente pregunta: ¿Por qué tenemos que desviar recursos financieros, que generaran aumentos al endeudamiento y una carga de intereses cuando tenemos acantonados contingentes militares gringos con suficiente equipo bélico cuya finalidad, entre otras, es combatir el narcotráfico y defender cualquier agresión bélica que sufra Panamá? ¿Cómo se financiará dicha compra? ¿El presupuesto del 2026 incluirá alguna partida al respecto?

Ahora que regresa a la patria, no debemos dejarlo olvidar el tema de la soberanía, que continúa mancillada. Estamos peor que cuando existía la Zona del Canal y ellos tenían su propio gobierno, policía y militares acantonados, aunque entonces no interferían directamente más allá de las cercas que delimitaban su territorio. Buscamos soberanía el 9 de enero de 1964 y la logramos, pero la perdimos con el nefasto Memorándum de Entendimiento que entregó acceso a todo el territorio nacional y nos privó de la libertad de autogobernarnos. Hoy no se pueden tomar decisiones sin obtener su bendición.

“El pelao”, designado por el Desquiciado para “recuperar su canal”, se salió del tiesto en la Asamblea, durante la juramentación de la Alianza Interparlamentaria sobre China, al arremeter contra ese país y dejar impávidos a los presentes. Sus palabras fueron infundadas: la región no teme a China, que les extiende la mano en lugar de golpearlos con un garrote.

La tapa del coco fue cuando “el pelao” externó falsedades con lengua partida de serpiente al decir: “Estados Unidos es un aliado, es amigo y ayuda a sus amigos, y por eso siempre estamos aquí y vamos a seguir estando aquí para ayudar”. Estaba en pañales cuando su expresidente Ronald Reagan dijo: “Las nueve palabras más aterradoras en inglés son: Yo soy del gobierno y estoy aquí para ayudar”. Y cuán ciertas han sido: cunde el pánico cuando vienen “a ayudar”. Ejemplos claros: las visitas del secretario Rubio, del jefe del Comando Sur Holsey y del secretario de Defensa Hegseth, que aterrorizaron a funcionarios panameños y consiguieron infiltrar mecanismos para una “cuasi zona del Canal”, incluyendo presencia militar. Creativos, establecieron un “efecto neutro”: ellos cobran por defender el canal y nosotros ofrecemos servicios gratuitos equiparados, como paso expedito a sus buques de guerra o cruce libre a barcos con destino a puertos estadounidenses.

La gran “ayuda” del Desquiciado al libre comercio mundial se basa en aranceles punitivos y medidas como la “tarifa especial” de un millón de dólares a barcos de fabricación china que toquen un puerto estadounidense. En nuestro caso, “el aliado” sigue intentando retomar el Canal de Panamá, con el “pelao” como punta de lanza e “influencers” infiltrados, tal como en Dinamarca. ¿Será que están fumigando billetes parejo entre nuestros no muy honorables gobernantes?

Leyendo entre líneas lo dicho por el “pelao”: “siempre estamos aquí y vamos a seguir estando aquí”, en buen entendedor significa que han tomado posesión perpetua de nuestro territorio. Ni moya los saca: estarán instalados, interfiriendo en decisiones soberanas, mientras nuestros gobernantes les hacen la venia.

Seguimos desconfiando del estamento gubernamental por no tomar acciones necesarias, como salir del Parlamento Centroamericano y eliminar la prueba idónea, que sirven de refugio a políticos delincuentes. ¿Será que se cubren las espaldas? El Mero Macho dijo: “Lo que pasó, pasó, ahora debemos enfocarnos en ordenar el país en beneficio de las familias panameñas”. Entonces enfóquese en ordenar el país: elimine el “cash back” generado por consulados y notarías. Lo que pasó, no se olvida.

Los gobernantes no paran de “ayudarnos” con sorpresas: “Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras”. Muchas paladas de cal y pocas de arena para usted, señor presidente.

El autor es ciudadano.


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