En el año 279 a. C., en la batalla de Asculum, Pirro, rey griego de Epiro, logró una importante victoria contra el gran y glorioso Imperio Romano. Sin embargo, perdió a gran parte de sus guerreros. Al finalizar la batalla, uno de sus generales exclamó: “Rey, hemos vencido”, a lo que Pirro, contemplando el campo de batalla y la devastación de sus tropas, respondió: “Con otra victoria como esta, estamos perdidos”.
Este pasaje histórico dio origen a la expresión “victoria pírrica”, utilizada para referirse a un resultado favorable obtenido a un costo tan alto que, en realidad, se asemeja a una derrota para el vencedor.
El presidente de la República ha asumido múltiples batallas de forma simultánea: la Ley 462, los memorandos de entendimiento con Estados Unidos, las jubilaciones de los empleados bananeros en Bocas del Toro, las protestas del Suntracs, de los grupos originarios y de los gremios docentes. Ha enfrentado estos problemas de manera frontal y directa, logrando imponerse y doblegar a los grupos que protestaban, algo que ningún mandatario anterior había conseguido, pues sus predecesores solían terminar firmando armisticios con sus opositores.
Coincido en que, en muchos de estos casos, el mandatario tenía razón respecto a las oscuras intenciones que gravitaban sobre algunos grupos y gremios, movidos principalmente por intereses políticos y no por una verdadera voluntad de resolver problemas nacionales. En ese sentido, no podemos censurar la acción del Órgano Ejecutivo ni la forma en que enfrentó la conflictividad.
No obstante, esta victoria ha tenido un alto costo: la contracción económica y la pérdida de empleos en Bocas del Toro, además de la muerte y las graves lesiones de personas, que la propia Defensoría del Pueblo ha catalogado, en algunos casos, como violaciones a los derechos humanos. A esto se suma la caída en la aceptación del presidente y de sus ministros, reflejada en encuestas nacionales e internacionales que sitúan su aprobación en apenas 9%.
Reconozco que el presidente ha acertado en algunos aspectos de su gestión y ha asumido riesgos que ningún otro mandatario se atrevió a tomar. Sin embargo, esas victorias le han causado bajas significativas que afectarán su gobierno en los próximos cuatro años.
El tema que se avecina es el de la mina, un asunto espinoso ante el cual la población manifestó una férrea oposición en 2023. Lo más recomendable, para evitar sobresaltos que amenacen la paz social, es que el presidente consulte mediante un plebiscito si Panamá quiere o no minería. Si la consulta es aprobada, tendría luz verde para reactivar la mina de Donoso sin mayores oposiciones.
En conclusión, las victorias logradas en el primer año de gobierno de José Raúl Mulino se han conseguido a un alto costo social y económico, cuyos efectos solo podrán evaluarse con el tiempo. Esos efectos implican, y seguirán implicando, un elevado costo político para el presidente y para su partido, Realizando Metas, especialmente en el próximo torneo electoral.
El autor es abogado.

