¿Qué son los valores? Podemos preguntar hoy en día a nuestra juventud y población en general, la diferencia en las respuestas entre la juventud actual y los que vivimos la década de los 80 será abismal.
Nuestra muy delicada y vulnerable democracia, instaurada a finales de los años 80 luego de una invasión militar extranjera, viene sufriendo a diario los embates de nuestra era moderna, en donde los valores han ido decreciendo constantemente de manera sostenida en el tiempo, pero, ¿es un problema cultural? ¿Se debe acaso a la tecnología?
Los tiempos en que la familia se reunía en horas de la tarde a cenar e intercambiar los vaivenes del diario vivir, ya son parte de esa misma historia donde la tecnología y los tiempos modernos no formaban parte de nuestro propósito diario.
El tiempo en familia de hoy es muy diferente, ya que todos los valores y su significado han cambiado a medida que cambian los tiempos. Ya los maestros no van a casa al notar la ausencia de un estudiante, ya las relaciones interpersonales entre las personas han tomado un ámbito más comercial que humano, y es que son los valores personales, humanos y éticos que han ido degradándose a través de los tiempos.
Traigo a colación nuestras normas de convivencia diaria, como las leyes e incluso las normas adquiridas por costumbre o también las éticas o morales, en donde, por ejemplo, se exigía a los jóvenes de corta edad en las escuelas una formalidad que comenzaba con su educación, para hablar, vestir, caminar y de respeto a los adultos, como parte de su formación básica, desde muy temprana edad, fundamentando así las bases necesarias para su desarrollo personal.
En los tiempos modernos vemos que los valores éticos han ido perdiendo ese valor intrínseco que de ellos emanaba. Lo vemos en la corrupción que se vive todos los días en diferentes sectores de nuestra concurrida sociedad y parece ser y formar una parte normal de nuestras vidas, razón por la cual ya no nos sorprenden los inescrupulosos escándalos de desfalco de miles de millones de dólares que escuchamos mencionar a diario en los medios de comunicación y que precisamente no buscan rescatar nuestros valores como sociedad, sino que a su vez buscan resaltar ese morbo que vende, para incrementar sus ingresos.
Pero no todo está perdido, debemos retomar el tema de inculcar los valores éticos y morales a nuestros hijos a temprana edad desde nuestros hogares, retomar nuestra postura de docentes en la casa y que esos mismos valores sean reforzados de manera integral y obligatoria en las escuelas y centros educativos superiores, que formen parte del pénsum académico básico, el cual se ve afectado donde cada día más debido a que se le restan el número de horas mínimas a cumplir de las materias humanísticas para ser reemplazadas por otras de mayor lucro.
Soy fiel creyente en la frase de Nelson Mandela que nos dice que: “La educación es el arma más poderosa capaz de cambiar el mundo”.
El autor es estudiante de la Facultad de Derecho