En Puerto Rico muchas veces escuchamos decir que las navidades son las más largas del mundo. Para nuestro pueblo, las mismas comienzan el día después de Thanksgiving (San Guiving) y terminan después de las fiestas de la calle San Sebastián. Las mismas se caracterizan por una exagerada publicidad que induce al consumo de todo tipo de enseres para el hogar, especialmente productos electrónicos y juguetes para regalar el día de Santa Claus (25 de diciembre).
Este nuevo “santo” tiene mucho arraigo en Puerto Rico. Otra tradición, la cual se está perdiendo, es llevarle músicas a casas de los familiares y amigos. Allí se les recibe con mucha alegría y todo se convierte en verdadera fiesta. Desgraciadamente, esta tradición se ha ido perdiendo en nuestra isla.
El verdadero significado de la Navidad no tiene nada que ver con estas fiestas. En estas fechas se conmemora la verdadera Navidad, la cual tiene que ver con el cumplimiento de la promesa de Dios al pueblo de Israel, de enviar un Mesías para lograr su liberación. En Navidad conmemoramos el nacimiento de Jesucristo, quien fue engendrado en una virgen (María) por el Espíritu Santo y vino a liberarnos del pecado y acercarnos más al verdadero Dios. Pero la liberación a la cual se refería no era política, como muchos creyeron, la liberación consistía en liberarnos del pecado.
Se trataba en la realización de un nuevo pacto basado en el amor. Todo esto había sido revelado por los profetas, los cuales le precedieron. También el mensaje revelado por ellos incluía el envío del hijo de Dios para la eliminación del pecado mediante el bautismo. El Mesías predicó el nuevo pacto por diferentes ciudades, cumplió las promesas que Dios Padre le encomendó, curó los enfermos, hizo milagros y murió crucificado en la cruz para la eliminación del pecado, según se había profetizado. Sus discípulos, conocidos como los apóstoles de Cristo, fueron facultados por Él para que predicaran el Evangelio a las diferentes naciones del mundo y les facultó para perdonar los pecados.
A la Navidad le precede el tiempo de Adviento, en el que nos preparamos para conmemorar el nacimiento de Cristo, su bautismo y la visita de los Reyes Magos con regalos en el pesebre donde nació. También es un tiempo mariano donde recordamos con veneración a la Virgen María en sus distintas advocaciones.
Se recomienda durante este período las visitas al templo para conmemorar los diferentes sucesos ocurridos a Jesús.
La Navidad es tiempo de oración, de reverencia al Señor y de conectarnos con Dios.
Estas navidades hay que celebrarlas como cristianos.
Eliminemos los excesos, los cuales nos perjudican y no son agradables a Dios.
La Navidad es fiesta de alegría, gozo en el alma y de satisfacción por ser un verdadero cristiano.
La lectura de la Biblia nos fortalece en la fe. Como cristianos, debemos hacer obras que agraden al Señor. De eso se trata cuando nos dice que compartamos nuestros bienes con los pobres.
El autor es ciudadano
