Panamá se encuentra en su peor crisis desde la invasión de 1989. Coyunturalmente, el responsable es el Gobierno. No se puede gobernar iracundamente. Pero esta crisis es, sobre todo, estructural. Panamá viene dando tumbos desde hace tiempo. Si bien el 62% de los panameños aún apoya la democracia, solo el 26% está satisfecho con su funcionamiento, y un 45% plantea que la ciudadanía gobierne directamente, lo cual implicaría un cambio de una democracia representativa a una participativa, según datos del Barómetro de las Américas (2023).
El asunto es que los problemas de la democracia se resuelven con más democracia, no con menos. Imponer a la fuerza leyes y medidas antipopulares nos conducirá al fracaso como país. Ningún estado de excepción podrá contra un pueblo indignado. El desafío de este tiempo está en resolver los disensos democráticamente, haciendo que las personas se sientan partícipes de la toma de decisiones. Si esto no ocurre, permaneceremos atrapados en esta angustiosa inestabilidad. Por eso señalamos que la ira no es buena consejera política: no se puede gobernar castigando a quienes piensan distinto.
Ojalá que, en esta coyuntura singularmente importante —por el rejuego geopolítico en el que Panamá también se encuentra en el centro—, podamos reflexionar sobre nuestro futuro como nación. Marco Gandásegui h. escribió un libro en 1989 titulado La democracia en Panamá, emulando a Pablo González Casanova, quien en 1965 publicó La democracia en México. En el último capítulo, Gandásegui se refirió al proyecto nacional. Es precisamente ese proyecto el que habrá que diseñar con urgencia, ahora que nuestra democracia posterior a la invasión atraviesa una situación gravísima, porque las instituciones llamadas a defenderla se han plegado al poder, y los derechos humanos hoy están siendo pisoteados en nombre de establecer el orden.
Gandásegui se apoyó en Ricaurte Soler para esa invaluable tarea. Se requiere de la complejidad de analizar “la historicidad de la sociedad”, entendida como la capacidad de los y las panameñas para conducir su propio destino colectivo, sin imposiciones internas ni externas que malogren nuestro devenir.
Para cerrar, una cita de vibrante actualidad del maestro Gandásegui: “Existe, en la actualidad, entre todos los panameños, una urgente necesidad de reagruparse y caminar hacia una sola meta común: la recuperación y el desarrollo de la nación panameña”.
El autor es profesor e investigador universitario.
