Descubrir el mundo a través de un libro, de los periódicos, de las revistas. Poder interpretar correctamente un letrero de advertencia. Aunque parezca extraño en esta época , este es un mundo que aún millones de personas tienen vedado.
Enseñar a leer y escribir. Esa es la sencilla definición que el diccionario entrega para la palabra alfabetizar. En la práctica, el asunto no es tan sencillo.
Porque según datos de las Naciones Unidas, 4 mil millones de individuos saben leer en este planeta, pero aún hay unos 860 millones, de los cuales dos tercios son mujeres, con una vida mucho más limitada. Son analfabetos. Mayores de 15 años que no leen ni escriben.
Sin embargo, aunque a primera vista los números se ven monstruosos, las cosas han mejorado, ya que hace solo 50 años el primer informe sobre el tema indicaba que el 44% de los adultos del planeta era analfabeto. Aunque en la actualidad hay cifras que no son muy claras por una serie de factores, incluyendo la reticencia de algunos gobiernos a entregar datos fidedignos.
“La alfabetización, fuente de libertad”, es el lema que adoptó la UNESCO para instituir el Decenio de la Alfabetización, de 2003 a 2012. La meta es dar “un nuevo impulso a los esfuerzos realizados en el mundo entero para reducir los elevados y persistentes índices de analfabetismo”.
PANAMÁ: UN BUEN EJEMPLO
Según estadísticas de la UNESCO, basadas en datos del año 2000, Panamá es un país que tiene una alfabetización de 91.9%. Esto es ratificado por Guillermo Smith, director nacional de educación para jóvenes y adultos del Ministerio de Educación, quien agrega que hay en el país 168 mil 140 personas mayores de 10 años analfabetas, a las que se pretende alfabetizar antes del año 2015 (una de las metas del milenio).
No hay que olvidar tampoco a los que tienen “analfabetismo funcional”, es decir aquellos que tienen “incapacidad de comprender las ideas explícitas e implícitas de un texto y emitir un juicio crítico”, o sea, personas que aunque sepan leer y escribir no han desarrollado habilidades cognitivas para hacerlo. El analfabeto funcional puede leer las palabras, pero es incapaz de comprenderlas o de ponerlas en práctica. Según Smith, 200 mil personas no han terminado el sexto grado en Panamá, lo que les impide tener acceso a una “vida ciudadana activa”: son analfabetos funcionales.
Pero el funcionario es optimista: Panamá tiene un balance positivo en su lucha contra el analfabetismo, porque prácticamente en cada comunidad del país hay una escuelita para sus niños. De otro modo, dice, todos ellos formarían parte del grupo de analfabetos.
En el mapa regional, Panamá solo está por debajo de Costa Rica, país que según estadísticas de la UNESCO tiene 5% de analfabetismo. Pero la situación es más dramática en Guatemala, con el 30.1%; Nicaragua, con 23.3%; Honduras, con 20%; y El Salvador, con 17%. La UNESCO, que para este año 2008 adoptó el lema “La alfabetización, el mejor remedio”, pretende que para el año 2015 se haya reducido a la mitad el número de analfabetos en el mundo. Pero advierte de que si no se redoblan los esfuerzos para este logro unos 800 millones de personas –el 15%– seguirán viviendo en las tinieblas.
Actividades para erradicar el analfabetismo
En el mundo entero, la lucha contra el flagelo del analfabetismo se ha tomado muy en serio. Por ejemplo, en Brasil, AlfaSol (Alfabetización Solidaria) ha tenido un gran éxito en sus esfuerzos por disminuir los índices de este mal, buscando que la comunidad se involucre, además de los sectores público y privado. Esto se ha traducido en la alfabetización de más de 5 millones de jóvenes, en 12 años de actividad.
En Panamá, una campaña coordinada por el Ministerio de Desarrollo Social se está desarrollando en todo el territorio nacional, incluidas las comarcas.
El objetivo de esta campaña es “alfabetizar a toda la población panameña que se encuentra en esta condición, en el tiempo establecido”. Para eso están trabajando más de 3 mil 500 voluntarios en 111 corregimientos.
La UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, busca cumplir así con una de las metas señaladas en los Objetivos del Milenio, que es la de lograr la enseñanza primaria universal.

