El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció ayer la retirada parcial de tropas de Irak, comenzando con 5 mil 700 soldados antes de Navidad, pero alertó de que la presencia militar de su país deberá mantenerse hasta después de que él abandone la Casa Blanca.
En un discurso en horario de máxima audiencia, Bush rubricó la propuesta presentada esta semana en Washington por el general David Petraeus, el jefe de las fuerzas estadounidenses en Irak, que prevé la salida de 21 mil 500 soldados en total hasta julio de 2008.
Eso dejaría los efectivos de combate en el mismo nivel que en enero de este año, antes de que Bush ordenara el envío de batallones adicionales para pacificar Bagdad y Anbar.
Además de los cuerpos de combate, el Pentágono colocó otros 8 mil 500 hombres extra en Irak para dar apoyo logístico a las nuevas tropas, pero ni Petraeus ni Bush han clarificado si esas unidades también se retirarán.
Para los líderes del Partido Demócrata, que abogan por una salida rápida de las fuerzas de su país, la retirada anunciada por Bush es insuficiente.
Tras el discurso, Harry Reid, líder de los demócratas del Senado, afirmó que Bush "está tratando de ganar tiempo y dejar las decisiones difíciles para el próximo Presidente".
Y para el ex gobernador de Vermont Howard Dean, quien preside el Comité Nacional Demócrata, "el discurso del Presidente ofreció una guerra sin fin".

