El cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, Honduras, aseguró que la corrupción está convertida en una especie de sistema de vida, que solo se erradicará cuando se comience a educar en valores, porque la "educación ética y moral no es un sombrero que se coloca a la fuerza".
Agregó, que el flagelo terminará cuando individualmente cada persona se proponga no participar ni promover ese tipo de actos.
De otra parte, el Cardenal señaló que hay que rescatar la familia para terminar con la violencia y la delincuencia.
Dijo que es en el hogar donde se presentan los grandes principios de comportamiento, que luego van a regir la vida en sociedad.
Esos valores, dijo, están cambiando porque los hombres y mujeres se casan por situaciones muy alejadas al amor, y al final su decisión afecta a toda la sociedad.
Maradiaga llegó a Panamá para predicar en la novena de San Juan Bosco, que se inició ayer y termina el próximo lunes.
Sin embargo, ayer hizo un espacio para hablar con los periodistas de la localidad sobre la vida de San Juan Bosco, los tratados de libre comercio (TLC), la asunción al poder de dirigentes de izquierda y el papel de la familia en la sociedad.
El cardenal, crítico permanente del Banco Mundial –y quien en el año 2000 fue uno de los promotores ante el G-7 de la condonación de la deuda a los países más pobres del mundo–, relacionó cada una de sus respuestas con la vida y enseñanzas de don Bosco, debido a que, según su criterio, "el santo es un tema de actualidad", sobre todo en esta región, "donde la mayoría de la población es joven y pobre".
Al hablar de los TLC, Maradiaga dijo que los aprueba si promueven el desarrollo, pero no cuando no respetan la justicia, la verdad y solo persiguen un interés egoísta.
Opinó que los tratados de libre comercio no se pueden analizar solo con criterios monetarios; también hay que ver el aspecto humano, para que haya equidad y realmente cumplan con los cometidos para los cuales se celebran.
Sobre la llegada al poder de dirigentes de izquierda, el arzobispo indicó que la "justicia social es un valor que está promovido directamente por el evangelio" y que lo que llaman izquierda es más que la preocupación por la justicia social: "es la preocupación por los pobres".

