La casa de Digna Pimentel está construida demasiado cerca de una torre eléctrica de alta tensión.
Está hecha de pedazos de madera, tiene el piso de tierra y un techo de czinc viejo, pero tiene agua potable y luz eléctrica, aunque por el sistema de “telaraña”.
El peligro es evidente, pero aún así Pimentel siente que respira tranquila: desde hace año y medio vive en Altos de San Francisco junto con sus cuatro hijos, y en todo este tiempo no ha tenido que preocuparse por pagar alquiler.





