Las tragedias no cesan. Tras el paso del huracán "Stan", en Guatemala, los rescatistas solo encuentran cadáveres. Ayer, luego de tres días de toparse con caminos bloqueados, lograron llegar al pueblo indígena de Panabaj.
La visión fue dantesca. Un deslave lo había enterrado bajo una pared de lodo de hasta 12 metros.
"No queda nada. Necesitamos madera, no tenemos tablas para hacer ataúdes". Esas fueron las palabras que pronunció el cura Diego David Tzina, quien los acompañaba. "El lugar donde estaban (las casas) se convirtió en un desierto", mencionó.
El portavoz de los bomberos, Mario Cruz, confirmó la noticia: "Aquí no hay sobrevivientes, ya tienen más de 48 horas, están muertos".
Las labores de recuperación de los cuerpos son difíciles porque no pueden llevar maquinaria. El día de la tragedia unos 4 mil moradores escaparon; mil 400 no lo lograron
Panabaj pertenece a la alcaldía de Santiago Atitlán, zona montañosa donde está el lago del mismo nombre, popular entre turistas extranjeros.
Y mientras Centroamérica no sale de su estupor, ayer, sábado, los habitantes del sur de Asia (Paquistán, India y Afganistán) fueron sorprendidos por un terremoto de 7.6 grados en la escala abierta de Richter que, de acuerdo con las autoridades, podría dejar más de 3 mil muertos y miles de heridos.
El evento sísmico, que duró casi dos minutos y generó al menos 41 réplicas, produjo el derrumbe de edificios, deslizamientos de tierra, la interrupción de las telecomunicaciones y daños a las carreteras, por lo que se dificultan las labores de rescate.
El Centro de Análisis Geológico de Estados Unidos situó el epicentro del sismo a 95 kilómetros al noreste de Islamabad, en Cachemira.
"Muchas poblaciones han quedado arrasadas en las zonas del norte", declaró el ministro del Interior paquistaní, Aftab Ahmed Khan Sherpao.
Los equipos de rescate siguen trabajando para sacar de entre los escombros a las personas atrapadas.
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