Juan Ayarza se levantó ante el pequeño auditorio reunido ayer a propósito del Día Internacional contra la Discriminación Racial, y contó algo que a todos dejó curiosos.
Oriundo de Puerto Obaldía, Ayarza explicó su situación con un sola oración contundente: "Puerto Obaldía es un pueblo de negros dentro de una comarca indígena".
El asunto podría no tener nada de particular, pero para las 827 personas que viven allí la situación que enfrentan es, según su criterio, de discriminación y marginación.
"Por error fuimos incluidos dentro de la comarca en 1953, y ahora vivimos en un apartheid", explicó Ayarza, quien representa a la Asociación de Puerto Obaldieños Unidos. "El diputado y el gobernador que tenemos son kunas. No tenemos a quién acudir para reclamar nuestros derechos", recalcó.
Palabras más, palabras menos, los lugareños sienten que sus problemas no son atendidos por las autoridades kunas ni por ninguna otra autoridad. Pero para Simeón Brown, del Congreso General Kuna, la situación de Puerto Obaldía se explica principalmente por su inaccesibilidad. "Puede que no estén atendidos por el Gobierno, aunque allí hay instituciones del Estado. Además, ellos pueden participar en las asambleas del Congreso General Kuna", explicó.
Más allá de este conflicto, Ayarza asegura que lo que desean es apartarse políticamente de la comarca. En otras palabras, estudian la posibilidad de pertenecer nuevamente a Colón -como era antes de 1953- o bien unirse a Darién. "No hemos presentado una propuesta formal, porque primero estamos buscando apoyo de diversas organizaciones", añadió.
Para Brown, sin embargo, esta posibilidad es "bastante difícil". Brown recordó que lo que hoy es Puerto Obaldía, perteneció -en el siglo XIX- a la comarca Tule Nega, formada por los indígenas kunas que hoy están separados por la frontera colombo-panameña. "Los habitantes de Puerto Obaldía son, en su mayoría, inmigrantes colombianos", precisó.
El dirigente kuna resaltó, además, que más que renunciar a tierras, las autoridades kunas reclaman -desde hace más de 20 años- las comunidades de Cangandí y Mandí Yala, ubicadas en Santa Isabel de Colón, que históricamente también fueron territorio indígena. De hecho -aseguró-, están en conversaciones con el Programa Nacional de Tierras sobre este asunto.
El conflicto entre los negros de Puerto Obaldía y los indígenas de Kuna Yala -los kunas son más de 32 mil individuos- salió a relucir en el conversatorio realizado ayer por diversas organizaciones negras que denunciaron que la discriminación y la invisibilidad contra las minorías étnicas y la población afroantillana persiste en Panamá.
"No hay razones para que perdure la discriminación en esta sociedad multiétnica", dijo la presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Graciela Dixon. "Tenemos que abrir espacios", concluyó.
