La letra "p" es la campeona del futuro o del lastre del pasado, según se mire. En ella se condensan términos como participación, política, pluralismo, pobreza… Tiene la barriga de la oPulencia y la flaqueza de la Pobreza. Por eso, en esta entrega del diccionario de la ciudadanía, vamos a abordar algunos de los últimos conceptos en esta letra.
PLURALISMO
El pluralismo es uno de los pilares fundamentales del sistema democrático. Pluralismo es equivalente a la multiplicidad de opiniones, de grupos, de puntos de vista, de ideologías, creencias y pensamientos… Para que ese pluralismo sea real debe haber un ambiente de pluralidad que, básicamente, se garantiza a través de un sistema libre de medios de comunicación (donde esas opiniones se puedan reflejar), un marco normativo que garantice los derechos fundamentales de reunión, de expresión, etc, y un contexto socioeconómico que tienda cada día más hacia la igualdad para que el volumen del patrimonio personal no sea equivalente al volumen del altavoz de la opinión.
POBREZA
Uno de los grandes cambios conceptuales de la última década es que la pobreza ya no es vista únicamente como un tema económico (pobre>sin plata), sino como un asunto de acceso a los derechos económicos, sociales, políticos y culturales. Es decir, estamos observando al ser humano como alguien integral y a su desarrollo como tal. Por eso, las visiones reduccionistas que ven la solución a la pobreza simplemente como la generación de empleo –usualmente, de baja calidad– están en retroceso.
La generación de espacios de participación, de recreación, de crecimiento cultural, es tan importante como la mejora de las condiciones económicas.
De esta nueva visión nace también el concepto de inclusión o exclusión o de "desperdicios sociales".
POLÍTICAS PÚBLICAS
Parece una redundancia este matrimonio entre política y lo público, pero en este mundo de privatizaciones indiscriminadas, hasta la política ha entrado en el tubo de lo privado.
En Panamá, la mayoría de los diputados responde a intereses privados y legisla sobre esos mismos intereses. La vuelta a las políticas públicas, las que tratan de regir el espacio social donde los ciudadanos nos debemos encontrar y entender, las que se elevan sobre las minucias de los rencores y las miopías personales.
Un ejemplo claro es lo ocurrido con las nuevas leyes sobre delincuencia juvenil donde, por encima de los mezquinos intereses políticos o de los afanes linchadores de algunos, se debe elevar un diseño de políticas públicas basadas en la prevención y en la no estigmatización.
