Rogelio Quintero, contador de profesión, se prepara para afrontar un reto económico este año: cambiar a su hijo Enrique de una escuela pública a una privada.
Quintero ha calculado que su inversión va a pasar de 150 dólares –que cubría casi toda la enseñanza oficial de su hijo en el Instituto Nacional– a unos 900 dólares que incluye matrícula, mensualidad y libros en el Instituto Justo Arosemena. Sin contar, los gastos que surjan durante el período escolar y los uniformes de su hijo, que cursará el noveno grado.
Enrique no es el único que experimentará el cambio de sistema. Este año 2009 se ha reportado una migración “extraña” de poco más de 10 mil estudiantes de colegios públicos a colegios privados, según los informes que maneja la presidenta de la Unión de Colegios Particulares de Panamá, Nivia Rossana Castrellón.
Agrega la dirigente que este fenómeno es aún más inusual, si se toma en cuenta que muchos colegios privados han aumentado las matrículas y mensualidades para afrontar los costos de operación, energía e impuestos.
Pese a esos obstáculos, Quintero está decidido. No sabe cómo afectará el cambio los gastos básicos de su hogar, pero lo tranquiliza saber que su hija mayor lo ayudará con las cuentas. Y lo más importante, Enrique no pasará más tiempo en casa que en un aula de clases durante el año escolar 2009.
“Ya no sé cuántas veces han cambiado el calendario, y lo último que supe es que está en tres y dos por una demanda de los profesores”, subrayó Quintero.
En este sentido, el secretario general de la Asociación de Profesores de la república de Panamá, Andrés Rodríguez, confirmó que hoy a las 10:00 a.m. interpondrán, ante la Sala Tercera de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia, una demanda contra el decreto ejecutivo que establece el calendario escolar.
Los resultados de esta contienda legal podrían afectar el curso del año lectivo, según la viceministra de Educación, Mirna de Crespo, pues “nada está escrito en piedra”, y si la Corte dice que se tiene que cambiar el calendario, habría que entrar en una nueva discusión.
Castrellón concluye que la inseguridad que sienten los padres por el cumplimiento académico en las escuelas oficiales es lo que ha provocado la migración.
Por su parte, la presidenta de la Confederación Nacional de Padres de Familia, Aixa Gómez, comenta que ha visto cómo algunos padres que difícilmente tienen capacidad para cubrir los gastos de un colegio privado, han decidido intentarlo.
Aclara Gómez que la gente está cansada de que, por falta de una buena política educativa, sus hijos se gradúen con una preparación pobre. O, peor aún, que queden involucrados en pandillas por culpa de las constantes suspensiones de clases que dejan a los jóvenes ociosos.
El economista Rolando Gordón, de la Universidad de Panamá, dice que es peligroso que un padre de familia, acostumbrado a costear una enseñanza pública, se aventure repentinamente a un presupuesto para escuela privada.
Advierte que la recesión económica está entrando poco a poco al país, y esto puede impactar el presupuesto familiar. Eso sin contar que el cambio puede resultar frustrante para el o la joven, que tiene un nivel académico diferente al que encontrará en el otro sistema.
