Varios ex militares que sirven como testigos de las investigaciones de los casos sobre desapariciones o asesinatos durante la dictadura militar (1968-1989) han recibido amenazas contra sus vidas por sus antiguos compañeros de armas.
La advertencia ha sido de que "el que habla paga", dijo Janeth Rovetto, fiscal itinerante encargada de estas investigaciones.
Explicó que esta semana un ex militar que estaba colaborando con su testimonio le informó sobre las presiones que estaba recibiendo.
A juicio de Rovetto, los antiguos jefes militares siguen ejerciendo su poder sobre sus subalternos.
Algunos ex militares, añadió, están asustados y han preferido seguir guardando silencio sobre estos hechos.
Se trata de una lealtad mal entendida que, según la fiscal, demuestra que aún perdura el antiguo espíritu de grupo que imperaba en esa institución castrense: "la suerte de uno es la suerte de todos".
Rovetto explicó que a pesar que algunos de los testigos no tienen responsabilidad directa en los hechos investigados, no se atreven a decir lo que saben por el "temor reverencial al antiguo jefe que ya no es jefe".
La fiscal agregó que al menos 30 ex militares han sido llamados a testificar sobre estos incidentes y que algunos han colaborado con sus testimonios, pero que la mayoría prefiere guardar silencio.
Producto de las investigaciones sobre la dictadura hay cuatro ex militares detenidos, otros 10 están bajo investigación, y dos han sido llamados a juicio.

