Cuando pensamos en hormigas, imaginamos hileras de insectos marchando organizados uno tras otro, transportando hojas y depositando su cargamento en túneles subterráneos. Pero es su habilidad para comunicarse lo que captó la atención de José Guillermo Sánchez, becario del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI).
Desde hace dos años, Sánchez le sigue la pista a las hormigas Paraponeras, una especie que produce un sonido audible al ser humano, en la isla de Barro Colorado. Cuando Sánchez inició su investigación, la idea era crear sonogramas en la computadora y definir la amplitud y frecuencia del sonido, pero él descubrió algo más.
Según el biólogo, los especialistas saben que las hormigas hacen ruidos de alta frecuencia que alertan a las otras cuando una está en peligro y pide ayuda, un tipo de comportamiento conocido como "reclutamiento".
"Pienso que el otro sonido que producen estas hormigas, el de baja frecuencia (de 0 a 20 kilohercio), es para alejar depredadores", razona Sánchez. Algo interesante surgió mientras que el biólogo se rompía la cabeza en el bosque tratando de entender el porqué de los altos sonidos. Tomó una de las hormigas y la llevó a su casa, donde hospeda a dos perros y un loro.
Como un experimento, Sánchez acercó la hormiga a los oídos de sus perros para que escucharan el sonido, y éstos se dispararon fuera de la casa. Sus estudios han llevado a Sánchez a presentar sus teorías ante los más reconocidos científicos en su rama y de otras especialidades en Estados Unidos y en Europa.
Una cuestión de química
La comunicación química entre las hormigas, que representa el 80% de su interacción, permite su sociabilidad, la que se observa también a través del lenguaje entre humanos.
Esta transmisión de información constituye el principal factor de su éxito como grupo, basándose en la producción de sustancias llamadas feromonas. Estas son transmitidas a través del aire, gracias a la presencia de un sinnúmero de glándulas situadas en el interior del cuerpo de estos insectos.
Las feromonas, que informan de toda clase de situaciones, son captadas por receptores especiales ubicados en las antenas. Estas poseen la capacidad de moverse en cualquier dirección y poder tocar a sus "hermanas".
El comportamiento de las hormigas, reconocidas como los insectos de mayor cooperación social ordenada en el planeta, sirve de ejemplo para la sociedad humana.
De hecho, las similitudes entre la organización social de estos insectos y la de los humanos son amplias. Por ejemplo, las hormigas se organizan de manera jerárquica: tienen una reina en vez de un presidente, obreras y soldados.
Por último, la comunicación acústica es una forma menos usada que los casos explicados previamente. La estridulación, es el nombre que se le da a la producción de sonidos en hormigas, un "chillido" transmitido a través del suelo, para avisar dónde está la comida o para comunicar de peligros.
"La feromona, ubicada a 15 metros de distancia, es como una llave que encaja en una cerradura que está en esa antena, y esa es una comunicación casi perfecta".
Tomados como ejemplo, señala Sánchez, los insectos tienen una estrategia de supervivencia que casi nunca permite informaciones erradas. "Cuando perturbas un nido, ves que todas tienen un fin común, como los humanos tenemos un instinto para salvar a otros ante los desastres naturales", concluye.

