El primer televisor que tuvimos era un National, blanco y negro, de pantalla cóncava que medía 14 pulgadas. Por mucho tiempo estuvo entre nosotros mostrándonos Plaza Sésamo, El Chavo, La tremenda corte, el programa Edición especial, las novelas, los noticieros y películas, digamos que unos 14 años.
Y pese a la llegada al mercado de nuevos y mejores modelos, aquella caja sin control remoto era la consentida del hogar, pues dentro de la realidad económica familiar, "era el lujo que nos permitíamos".
Ahora, en la era digital podemos escoger televisores de todos los tamaños, modelos y dotados de distintas opciones tecnológicas.
Estamos en la revolución de la televisión de alta definición (HDTV), un formato que se caracteriza por emitir las señales televisivas en una calidad digital superior a los sistemas ya existentes.
La evolución de estos aparatos creó en muchos hogares la disyuntiva sobre cuál será la ‘tele’ adecuada para los videojuegos de los muchachos, los deportes de cable TV y las películas.
Si vamos a las tiendas o navegamos por internet, es posible que nos vendan pequeños televisores a color, con pantalla de dos pulgadas, portátiles por unos 100 balboas o una pantalla Display de Cristal Líquido (LCD, por sus siglas en inglés) de 32 a 57 pulgadas, cuyo precio oscila entre los mil 500 y 10 mil balboas.
Aquella novedad en que venía el tubo de rayos catódicos (CRT) en una gran caja, empieza a ser cosa del pasado con la aparición de televisores de Plasma o PDP (Plasma Display Panels) y los televisores de LCD perfeccionados con la tecnología de transistor de película delgada (TFT).
Joaquín Pomares, vendedor en Audiofoto de Vía España, explica que los televisores con pantallas LCD son los favoritos entre los consumidores de mayor poder adquisitivo. Le siguen de cerca los de plasma, porque por un menor precio, el cliente puede llevar un aparato de mayor tamaño.
Mientras tanto, indica Pomares, los televisores de CRT se mantienen aún en el mercado gracias a los bajos precios para los consumidores. La mayor innovación que muestra este grupo es su pantalla plana.
Al igual que los televisores CRT, las pantallas de plasma utilizan fósforo. Esto les permite ofrecer mejor calidad en colores y ángulo de visión que un televisor de LCD con tecnología TFT. Sin embargo, supone también un problema en cuanto a durabilidad, pues luego de unas 30 mil horas de uso la luminosidad va desapareciendo y el fósforo de la pantalla se puede dañar permanentemente.
Paul Peralta, vendedor de las tiendas Multimax de Calle 50, comenta que la preferencia de los consumidores se mueve entre los plasma. Sin embargo, los clientes con menos poder adquisitivo compran aparatos de CRT de 21 a 29 pulgadas, entre las ofertas del local.
Para gustos exquisitos, otros fabricantes de televisores de plasma han conseguido crear para el consumidor una pantalla de 71 pulgadas bañada en oro puro de 24 kilates, con un sistema de teatro en casa bañado también en oro. Claro, el equipo cuesta cerca de 80 mil dólares.
¿Se acuerda de la Princesa Leia transmitiendo el mensaje rebelde proyectado por R2D2 en el Episodio IV de Star Wars? Existe un sistema que da la sensación de que la imagen se está proyectando en la mitad de la nada (llamado FogScreen), también conocido como "la niebla". Es una superficie de proyección incorpórea y penetrable formada por vapor seco proveniente del agua. Fina y plana, FogScreen generar una imagen que parece flotar en el aire como por arte de magia. Con sólo dos proyectores estándar, se puede crear una imagen frontal y otra posterior. El espectador o artista puede interactuar con la imagen, y formar parte de ella.
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