A unas 300 millas de la ciudad de Panamá –a 10 horas de viaje por carretera– se encuentra la provincia de Bocas del Toro, en el litoral Atlántico.
En su archipiélago se percibe la vida y el movimiento, la riqueza de su fauna marina y la faena constante de sus habitantes que utilizan las balsas o lanchas como medio de transporte: el mar es su "carretera".
También es evidente el contraste que hay entre el pujante desarrollo turístico de algunas zonas, como en Isla Colón, y la carestía de otras, como en Boca de Drago, que en su área rural no cuenta con electricidad y que aún toma agua de una quebrada.
En el Parque Nacional Marino de Isla Bastimentos, al lado norte de Isla Colón, está ubicada la playa Red Frog. En este lugar habita la rana roja, exótica y venenosa especie que mide un centímetro de largo.
Red Frog abarca 68 hectáreas, de las cuales 33 están destinadas para levantar un proyecto residencial dirigido al mercado de compradores extranjeros.
Las 35 restantes se mantendrían bajo reserva ecológica. Sin embargo, el tema preocupa a los grupos de ambientalistas que defienden el frágil ecosistema de la isla. La construcción del proyecto continúa, aunque esta semana 400 obreros afiliados al Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares paralizaron la obra.





