La propaganda puede llevar a la cima o sepultar a un candidato o una idea. En la historia se han registrado casos muy estudiados, como el de la Alemania nazi. Fue la propaganda el factor que llevó a los alemanes a apoyar a Adolfo Hitler, el hombre que desencadenó la Segunda Guerra Mundial. Él mismo lo dijo: “La propaganda nos ha permitido conservar el poder, la propaganda nos dará la posibilidad de conquistar el mundo”. Hitler hizo esta reflexión en la época más floreciente de su gobierno. Tras de sí estaba uno de los hombres considerados como genio de la propaganda: Joseph Goebbels, su ministro de Propaganda, su fiel aliado, y figura clave del régimen nazi. “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”, era su máxima. Con la asesoría de Goebbels, millones de alemanes creyeron en la doctrina nazi, que promovía el racismo y el nacionalismo y que al final redundó en la muerte de millones de personas en campos de concentración. Decía que toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. “Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar”, era otro de sus principios.
Joseph Goebels y el lado oscuro de la propaganda
21 jul 2008 - 05:00 AM
