Dicen que el oído suele acostumbrarse, y no solo a las dulces palabras de amor.
Quizá por eso es que los "hubieron" y los "viajábanos" dejan de lastimar, se incorporan al hablar cotidiano y no perdonan a profesores ni a doctores.
Los expertos saben que el lenguaje es un "ser vivo" que evoluciona constantemente y por esa razón es que muchas palabras han enfrentado batallas épicas hasta lograr un lugar en el diccionario.
Podría hablarse, por ejemplo, de la palabra closet, de origen inglés. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) la acepta ya como palabra castellana, pero escribiéndola con acento: clóset.
También está panty, una voz inglesa que hoy es aceptada por la Academia y que se utiliza como sinónimo de braga.
En la calle, por su lado, siempre se pueden escuchar términos nuevos. Está el "prity" que utilizan los jóvenes para referirse a algo que es divertido, sensacional o fuera de lo común.
Pero es tal vez en el campo profesional donde se va poniendo de moda la utilización de palabras en "español" que no son sino traducciones literales de términos ingleses.
El poder y la fidelidad
Estela utiliza casi todos los días la palabra "fidelización".
El término no aparece en el diccionario, pero abundan los sitios en internet en donde sí aparece.
En la jerga del mundo del mercadeo se refiere a todas las estrategias que utilizan las empresas para retener clientes; para ganar su fidelidad. "Es parte de mi lenguaje, ya que en servicio al cliente la usamos para enamorar, para que el cliente no nos cambie por nada", explica.
De hecho, Estela agrega que algunos colegas utilizan "fielización", que es una palabra inexistente.
Quizás el ejemplo más común, sin embargo, sea el término "empoderamiento". Su raíz está en la palabra empowerment, y ni siquiera existe como verbo (empoderar). Cuando se le busca en el sitio de la DRAE, se lee: "transitivo en desuso". Lo que cabría en este caso es "apoderar".
Pero el "empoderamiento" está de moda, sobre todo en el mundo laboral y en las luchas de género, porque de lo que se trata es de otorgarle poder de decisión a los individuos.
La última en esta lista de palabras importadas fue escuchada en un congreso de salud. Un experto en ludopatía explicaba que los adictos al juego tenían mayores probabilidades de cometer suicidio. "La suicidalidad es mayor entre las personas con problemas de juego compulsivo", expresó.
¿Por qué usamos estas palabras? Puede ser por desconocimiento o repetición, pero también puede explicarse por el afán de darle una falsa "categoría" al discurso.
Es, al fin y al cabo, lo mismo que ocurre con los nombres. Preferimos vivir en Pacific Hills, claro, que en Colinas del Pacífico.

