Lía Grissel Díaz Mendoza nació el 17 de diciembre de 1997. 13 días después, los médicos la desahuciaron porque sufría de una malformación del corazón –cardiopatía congénita compleja– que no tenía cura.
Era el 31 de diciembre, víspera de Año Nuevo, cuando un equipo de doctores del Hospital del Niño nos dijo que su mal no tenía cura, recuerda Lilia, madre de Lía y oriunda de Chitré, provincia de Herrera.
Comentó que empezó a caminar, con su bebé en brazos, junto a su esposo, desde el hospital hasta la Plaza 5 de Mayo. “Sentía que iba por un túnel en donde no veía autos ni personas. Estaba en shock y lo único que venía a mi mente era la pregunta ¿qué voy a hacer?”.
En ese momento empezó su lucha. Regresó a su casa en Chitré y comenzó a meditar sobre qué hacer para que su hija no muriera. Lo primero que hizo fue buscar información sobre posibles cirugías.
A través de un doctor en Chitré se enteró de que en el Miami Children’s Hospital, en Estados Unidos, se realizaban cirugías y trasplantes de corazón que podían salvar la vida a su hija.
El doctor –cuyo nombre no recuerda– realizó todos los contactos para que viajara. Mientras, su familia –una de estrato humilde– empezó a recoger dinero entre sus familiares para ayudarla con el gasto.
El viaje fue un Domingo de Resurrección. La mujer y su bebé –de tres meses– se hospedaron en casa de una conocida de su pueblo.
Y aunque en su cartera solo llevaba mil dólares, dice que consigo llevó esperanza, amor y perseverancia, las cuales le daban fuerzas para luchar para que su hija fuera operada del corazón.
