PANAMÁ, R.P. - El nuevo informe del Banco Interamericano de Desarrollo, titulado "La política de las políticas públicas", analiza no el contenido de las políticas públicas sino la manera en que cada país las formula y las implementa.
En 290 páginas cargadas de gráficas, Chile repetidamente recibe muy buen puntaje en todos los renglones del análisis, mientras que Panamá repetidamente queda en el último lugar o muy cerca de allí.
El mensaje principal de este informe es que buenas políticas, bien implementadas, requieren que haya calidad y seriedad en los órganos Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como cooperación entre ellos. Las buenas estrategias estatales son el resultado de buenos procesos de creación, evolución, fiscalización e implementación.
Sin embargo, Panamá muestra grave debilidad en todas las instituciones necesarias para el desarrollo, que son partidos políticos con visión "programática" del bien común, Parlamento con capacidad técnica, sistema judicial con independencia y burocracia estatal con profesionalismo.
La burocracia estatal panameña, señala el BID, es clientelista y "disfuncional". El informe contiene una gráfica que muestra que Brasil tiene la burocracia estatal más meritocrática de la región, y Panamá la menos; sobre una escala de cero a 100, Brasil tiene nota de 87 y Panamá de 3. En cuanto a la capacidad de la burocracia Brasil tiene nota de 61; y Panamá, 13.
El problema en países como Panamá es que la burocracia estatal es una extensión del partido político en el poder, con un rol "irrelevante" en la formulación de políticas de Estado. La calidad de la burocracia sufre por la ausencia de incentivos para reclutar, premiar, y retener empleados públicos de desempeño excelente. Esto, señala el BID, es típico de países que han salido recientemente de una dictadura y es una debilidad grave que distingue las naciones hispanoamericanas de los "tigres asiáticos" que han logrado alto desarrollo. "Tradicionalmente, Latinoamérica ha sido visto como una región con estados grandes, pero débiles, con poca capacidad para responder a las necesidades de sus ciudadanos. Históricamente, mucha de esta debilidad se ha vinculada a la falta de una burocracia profesional estable", explica el informe.
JUSTICIA Y POLÍTICA
Por otro lado, un aparato judicial independiente también es importante al proceso de crear e implementar buenas políticas de Estado, pero, subraya el BID, el ramo judicial en Latinoamérica se ha caracterizado históricamente por su falta de activismo en interpretar las leyes, exigir constitucionalidad, y frenar el poder del Ejecutivo. Al medir "la independencia de facto" de los sistemas judiciales en la región, solo Perú, Argentina y Nicaragua obtuvieron peor nota que Panamá.
Es obvio que las legislaturas tienen un rol crítico en el buen funcionamiento de una democracia. La idea es que el Órgano Legislativo, en representación de los ciudadanos, defina problemas, diseñe soluciones, fiscalice al Ejecutivo y participe vigorosamente en hacer que la agenda nacional avance. Una legislatura, subraya el BID, no debe ser meramente "un sello de goma" que aprueba todas las decisiones del Ejecutivo. Sin embargo, el informe publica cifras que muestran que hay muy poca confianza en la Asamblea o en su efectividad. Sobre una escala del uno (muy ineficaz) a siete (muy eficaz), la Asamblea panameña recibe nota de 1.8, uno de los peores puntajes de América Latina. (Chile recibe la nota más alta, 3.7). Según el BID, los diputados tienen poca habilidad técnica, pero mucha habilidad para reeligirse; solo dos países en Latinoamérica tienen un índice mayor que el panameño (49%) en cuanto a la reelección de legisladores.
Otro problema es que los partidos políticos carecen de una visión ideológica o programática del bien común. Sobre una escala de cero (la peor nota) a ocho (la mejor), los partidos políticos panameños reciben cero en contenido programático. Esto quiere decir que Panamá es un país en que los partidos operan bajo una visión clientelista, donde los votantes juzgan al partido no por su habilidad en fomentar el bien común sino por su habilidad de distribuir beneficios a sus adeptos.

