El Parque Botánico Municipal Summit agoniza, especialmente su zoológico. Esto lo constata todo visitante que acude a él y paga un dólar para ingresar a ver los pocos atractivos que aún mantiene.
Los aviarios son amplios, pero ya no se observa la cantidad de pájaros, guacamayas y otras especies que llenaban los aires de cantos y colores. Más bien, animales terrestres como ñeques y cosumbíes comparten el aviario.
En el área de los felinos, un jaguar somnoliento yace en el piso de la jaula, mientras que en la otra, un puma desgarbado camina de un lado a otro, con aire de contrariedad.
Los monos, que antes abundaban y eran variados, se pelean las pocas frutas disponibles, mientras que en el recinto de los carroñeros el rey de los buitres (noneco) permanece inmóvil. Ya no se respira la vida y la alegría en este parque, el cual parece herido de muerte.
La charca de los saurios no contiene un reemplazo de Juancho, aquel viejo lagarto. En una jaula más pequeña hay un babillo y al lado una camada de saínos que son vecinos de varias tortugas. Los ejemplares son viejos y es lógico que se enfermen o mueran.
Se anuncia con fanfarrias que Summit es el hogar del águila harpía, pero los que entraron este sábado no la pudieron observar, al igual que a los tapires, por no estar disponible un guía que llevara al público a sus áreas de convivencia.
Limpio pero pobre
Si bien el parque se mantiene nítido en su aseo y corte de áreas verdes, este recinto botánico carece de los recursos que tuvo décadas atrás, cuando cada árbol mostraba un rótulo con su nombre común y científico, su origen y su uso.
Las edificaciones requieren con urgencia de un remozamiento integral (pintura y reparación de jaulas), así como las instalaciones recreativas, área que es muy frecuentada por jóvenes y niños visitantes. Igual atención requieren los servicios sanitarios.
Un nuevo zoológico
Para su administrador, Adriano Benedetti, el escaso presupuesto con que cuenta el Municipio de Panamá para el servicio no permite brindarle a los ejemplares una alimentación ideal, sobre todo porque en el caso de los felinos estos consumen buena cantidad de carnes y ya no se obtienen donaciones de las compañías avícolas como en el pasado.
No obstante, se reparan y renuevan las jaulas de los tapires y se mantiene la del águila harpía.
Benedetti es un soñador, al igual que el alcalde Juan Carlos Navarro. Acarician el sueño de que al final del quinquenio la ciudad de Panamá contará con un parque zoológico de categoría mundial, que sea orgullo nacional y que le brinde recreación a la familia, además de conocimiento a la niñez panameña.
Lorenzo Hincapié, miembro del recién creado Patronato Pro Parque Zoológico Summit, también está inyectado de optimismo. Considera que la idea llevará años, pero ya se cuenta con el padrinazgo de empresas como la mexicana CEMEX, para ampliar las nuevas áreas de monos y felinos, ya que hoy existe un nuevo concepto de zoológico.

