ENTREVISTA

‘Regreso de Noriega pone a prueba sistema jurídico’

‘Regreso de Noriega pone a prueba sistema jurídico’
‘Regreso de Noriega pone a prueba sistema jurídico’

Rubén Darío Paredes no se parece al "hombre fuerte" de Panamá que hace un cuarto de siglo, el 30 de julio de 1982, ordenó el cierre del diario La Prensa con su famosa frase "Desde ya". Ese día el "presidente" de la República, Aristides Royo, dimitió por un supuesto dolor de garganta. Al día siguiente, en la tapa del periódico, irremediablemente, se reportaría la crisis entre el Estado Mayor y el Gabinete.

Hoy, sin sables y sin poder, Paredes participa en el diálogo nacional por el desarrollo, opina sobre temas de Estado vestido de guayabera.

Llega puntual a la entrevista. Nunca había entrado a La Prensa, el mismo diario que se fundó el 4 de agosto de 1980 en abierta oposición a la dictadura militar que lideraban personajes como Omar Torrijos y luego Manuel Antonio Noriega, quienes llegaron a tener el cargo de "jefes de Estado".

Aunque nunca tuvo este último cargo, Paredes fue comandante máximo de la Guardia Nacional, entre marzo de 1981 y agosto de 1983. Omar Torrijos había muerto un año antes, el 31 de julio de 1981 en un accidente aéreo. Noriega era un influyente miembro del Estado Mayor.

¿Cómo se siente al entrar a este diario?

Tranquilo. Somos un pueblo pacífico. Lo que ocurrió con La Prensa, el cierre y la destrucción de los talleres, siempre lo lamenté. Aunque fue una acción ejecutada por mis subalternos, nunca he renunciado a mi responsabilidad.

La frase "Desde ya" usted la hizo célebre por el cierre de medios.

Pero tiene un trasfondo que va más allá. Se hizo un alto en la marcha con cierta sacudida, pero sin ningún tiro. Desde ese momento se hizo un alto en la vida política y se enrumbó la República hacia el camino democrático. Nos lanzamos a reformar la Constitución militar de 1972 mediante un referéndum que tuvo una participación del 78%.

Otra frase que quedó labrada en la historia política es: "Buen salto, Rubén". La pronunció Noriega, y se dice que tenía un doble significado.

Fue una expresión emotiva. Estoy seguro que lo hizo sinceramente, de buena fe. Quiso usar una expresión castrense.

¿Cómo sería un encuentro suyo con Noriega?

Si es repatriado, debe cumplir sus penas en la cárcel.

¿Pero qué le diría usted?

Cada uno de nosotros está donde merece estar. Yo doy la cara al sol, unos están en la cárcel y otros no salen. Si se dirige a mí, le atendería como un gesto de caballerosidad estéril.

¿Cree que el Estado debe pedir perdón tal y como lo ha solicitado Alberto Almanza, de la Comisión de la Verdad?

He visto las declaraciones en el diario y también he escuchado ese planteamiento de otros. Pero veo esas declaraciones con un trasfondo político.

Es difícil imaginarlo de comandante con armas y poder, a un integrante más de la Concertación?

Todos cambiamos. Yo me gradué de infantería, pero cuando Torrijos me designó ministro de Agricultura me involucré con la política.

¿Cómo era el co-gobierno de militares y civiles?

El gobierno no era enteramente militar. Yo fui el único militar en un ministerio. Claro, las decisiones siempre las imponía el jefe de Gobierno, que era Torrijos. Existía una relación armoniosa entre el Estado mayor y el Gabinete. No existían partidos políticos.

¿Cuántos jefes de Estado hubo en ese época?

Torrijos fue jefe de Estado por la Constitución de 1972, y en 1989 la Asamblea designó a Noriega Jefe de Gobierno.

Usted se perdió de la escena por un buen tiempo. ¿Dónde estaba?

Seguí en la escena opinando, pero bastante aislado. No pertenecía a la Cruzada Civilista, pero desde mi residencia opinaba sobre la necesidad del cambio político y la salida de Noriega. Eso motivó que me quitaran algunas prerrogativas que tenía como ex comandante: un policía que vigilaba mi residencia y un conductor.

¿Debe Noriega regresar a Panamá?

Lo que debe ocurrir es que cuando los norteamericanos le quiten las esposas y lo entreguen a Panamá, él se someta al sistema legal y penitenciario.

Dicen que Noriega debe hablar toda la verdad.

Hay que respetarle sus derechos humanos, pero tiene que cumplir con la Constitución y la ley. No veo ninguna posibilidad de que pueda tener alguna trascendencia política. Quienes sí deben preocuparse son sus socios en negocios que tal vez no han cumplido con él.

¿Se le ocurren nombres?

No.

Tiene información de los crímenes de los que se le acusa o por los cuales se le condenó.

Él ha mantenido un mutismo y no creo que lo cambie, a menos que sea por rebaja de penas. Me parece que aspirará a que le den casa por cárcel. Pero dudo mucho que un juez serio pueda darle esta medida cuando hay delitos de lesa patria y humanidad de por medio.

¿Qué sería lo mejor?

Contribuye más que venga a Panamá. Las pupilas del mundo voltearán sobre el istmo a la expectativa de si somos capaces o no de mantener un remo de esa peligrosidad bajo el régimen de las sentencias dictadas. Se pone a prueba nuestro sistema jurídico.

¿Cree que se ha hecho lo suficiente para ese objetivo?

Martín Torrijos y Samuel Lewis Navarro no han actuado con la debida firmeza para lograr la repatriación. Interpreto que preferirían que se vaya a Francia, y evitarse molestias.

¿Por el hecho de que muchos de los que gobernaron con él están en el actual Gobierno?

Hay algo de eso. Algunos políticos que estuvieron con nosotros preferirían sepultar el pasado, y no porque tengan cuentas pendientes, sino porque no quieren vincularse con nosotros.

Usted es representante de la Fundación Natura en la Concertación. ¿Tiene futuro ese diálogo?

El Presidente está dejando pasar una oportunidad valiosa para pasar a la historia como verdadero estadista. Siento que se convocó al diálogo para llenar apariencias. De hecho, ni siquiera los medios de comunicación del Estado cubren ese importante esfuerzo. Veo con desánimo que los representantes del Gobierno no demuestran el mismo entusiasmo que los demás. Existe una actitud de anclarse en lo existente con temas como Prodec y Red de Oportunidades.

PERFIL

MILITAR: Paredes cumplió 74 años ayer. Nació el 11 de agosto de 1933 en la ciudad de Panamá. Es del barrio de Río Abajo, hijo de una enfermera y un artesano. Entre 1953 y 1957 estudió en la Academia Militar de Nicaragua y en la Escuela de las Américas. Ingresó a la Guardia Nacional el 6 de septiembre de 1957 como subteniente en el área de Chitré. Respaldó el golpe de Estado de 1968 cuando era jefe del área de Colón; fue ministro de Desarrollo Agropecuario por designación de Omar Torrijos, y en 1982 se convirtió en comandante. En 1984, tras renunciar al Estado Mayor, fue candidato presidencial.


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