De acuerdo con el especialista Luis Ferrari, el caso ocurrido en Argentina en 1992, que dejó 29 muertes, tiene ciertas similitudes con la experiencia panameña, aunque, al final, en aquel evento se demostró que la contaminación fue la consecuencia de un acto de negligencia y aquí las autoridades suponen que, además de eso, pudo haber dolo.
Al igual que en Panamá, las primeras muertes registradas en Argentina –a causa de una "rara enfermedad", como se le llamó en el país suramericano– fueron denunciadas a través de los medios de comunicación social. Las víctimas también tenían edades superiores a los 55 años de edad.
En principio, los peritos argentinos apreciaron que los pacientes sufrían de ciertos trastornos motores, por lo que asociaron la enfermedad con el sistema nervioso. Pero después la vincularon también con afecciones respiratorias y renales.
Quizás una de las diferencias más marcadas entre ambos casos es que en Argentina las muertes sobrevenían en apenas horas después delconsumo del químico. A lo sumo, uno o dos días según Luis Ferrari.
Frente a lo inusual de los casos, las autoridades convocaron a todos los peritos de la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, y se inició una investigación exhaustiva y simultánea en por lo menos 10 laboratorios oficiales y privados.
Al igual que en el istmo, después de descubiertos los primeros casos, se difundieron alertas y eso generó pánico entre la población. Los médicos se dedicaron entonces a verificar los cuadros de los pacientes hospitalizados y con ayuda de los científicos, que en los laboratorios descartaron la posibilidad de síndromes virales o bacteriales, comenzaron a sospechar de un cuadro tóxico.
Al principio hubo sospechas de envenenamiento con sales de mercurio, pero luego se aisló el químico y finalmente se llegó a la fuente de la contaminación: un jarabe de propóleo de una marca privada.
Luego de retirar de las calles todos los frascos del medicamento naturista, se descubrió la falta de controles oficiales y se procedió a cerrar los locales involucrados. El tratamiento para las personas hospitalizadas consistió, básicamente, en hemodiálisis.
Muchos de los sobrevivientes, según Ferrari, podrían sufrir algunas secuelas neurológicas.
