En la Asamblea Nacional, cuando los diputados hablan por el micrófono, se escuchan las voces distorsionadas.
No es porque se estén oyendo voces extrañas, sino porque, según dicen los propios funcionarios, el nuevo sistema de votación electrónico, que empezó a usarse el pasado 1 de septiembre y fue comprado a la Compañía Alfaro por 159 mil 705 dólares, tiene problemas técnicos.
En varias ocasiones el presidente de la entidad, Pedro Miguel González, ha detenido las reuniones para pedir silencio porque no entiende lo que se dice.
Hermisenda Perea, jefa de la bancada del oficialista Partido Revolucionario Democrático, también le atribuye el problema al audio.
Pero para Marcela Alfaro, representante de la Compañía Alfaro, eso es un mal entendido. Aunque aceptó que al sistema se le están perfeccionando algunos detalles pues su plazo de entrega aún no se ha vencido, aseguró que los aparatos funcionan "perfectamente bien".
"Lo que se oye es eco, porque el techo de la Asamblea fue reparado y, aunque ahora se ve más bonito, le cambió la acústica al lugar", dijo. Además, explicó, las bocinas están "desfasadas, pues tienen más de siete años sin cambiarlas".
Alfaro indicó que su compañía "no tiene nada que ver" con las bocinas: "si me contratan para eso, está bien, lo hago. Pero para eso no se me contrató".
