En los últimos años, las plantaciones de teca han recibido fuertes críticas, creándoles una mala reputación y ciertos mitos como una madera exótica sobreforestada, que sustituye a las especies nativas con un cultivo de árboles de tamaño pequeño que requieren de una cuantiosa inversión.
Sin embargo, especialistas locales e internacionales han comprobado que la teca no solo es una especie propia del trópico, sino que la veda para cortar este árbol implementada en Asia abre las puertas de la exportación y la importación a Panamá y sus pequeños productores.
"Hay que comenzar a procesar madera con valor agregado, no solo para el mercado internacional, sino para el nacional", explica Luis Ugalde, profesor del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza en Costa Rica. "La demanda de las maderas preciosas no va a suplir en el futuro cercano los bosques naturales", reflexiona el especialista.
En algunos países, un alto porcentaje de productores desconocían lo que constituye un buen manejo forestal, "es un negocio donde se necesitan árboles bien formados de mayor diámetro y ramas bien cortadas, aptas para el aserradero", dice Ugalde.
En Panamá, la situación es similar, ya que existe una gran cantidad de plantaciones de teca que llevan hasta 14 años sin manejo forestal. Estas se han dejado perder y se desaprovecha un sitio rico en biomasa, que en términos energéticos se podría utilizar como un recurso renovable de madera para aserrío y energía, como es el caso de la leña, del biodiésel, el bioalcohol y del biogás.
La falta de información disponible para los dueños de plantaciones a la hora de tomar decisiones impide un mejor manejo de los cultivos. "Hay un vacío en asistencia técnica forestal al pequeño y mediano productor, quien desconoce las metodologías para realizar prácticas silviculturales", agrega.
Se requiere preparar el suelo, realizar estudios previos sobre su calidad, del material genético de los árboles y asegurar que provenga de semillas de fuentes certificadas.
El tamaño sí importa
Usted no lo creerá, pero frente a la Universidad de Panamá se encuentra un árbol de teca que mide 109 centímetros de diámetro, pero son pocos los que lo reconocen como teca, por ser tan grueso. Y es que en cuestiones de madera, el tamaño sí importa.
A menudo, los productores venden los mejores árboles, que aún no han alcanzado su máximo potencial, con la esperanza de recuperar su inversión de manera más rápida, quedándose con los maderos de peor calidad.
Ugalde comenta que parte del problema se centra en el sistema de supervisión de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), el cual se necesita fortalecer con recursos financieros, ya que no cuentan con el personal necesario.
Narciso Cubas, de la oficina de manejo y desarrollo forestal de la ANAM, explica lo que en su concepto ocurrió con la teca. "En un momento hubo un incentivo y un flujo de información que no fueron los mejores, y quizá todos en Panamá pensaron que se convertirían en millonarios con una hectárea de teca, porque había datos en internet muy halagadores sobre el negocio", comenta Cubas. Se decía que la teca podía producir al término de 25 años, 200 mil dólares, lo que sacaría a cualquiera de su negocio para ponerse a sembrar.
Una veda y restricciones para talar bosques de teca en la India y en otros países de Asia tiene a los diseñadores de muebles buscando madera de teca en otros lugares del mundo, como nuestro país.
"ANAM orienta a los que se acerquen a la institución en lo referente a cómo manejar y cómo negociar sus plantaciones", dice Cubas. Sin embargo, reporta que hasta finales de 2005 no se podrá determinar con exactitud cómo la reforma fiscal de 2004 ha afectado a la reforestación.
"Lo cierto es que la teca es el primer cultivo de importación y de consumo nacional en los países del sureste de Asia y ahora hace falta. Como madera preciosa, la teca es para ellos lo que la caoba es para América Latina", concluye Ugalde.
EL NEGOCIO DE LA MADERA
