Cuando Truman Capote publicó su obra maestra A sangre fría (In Cold Blood) en 1966, él ya era famoso.
Además de ser figura respetada en el mundo literario estadounidense, por ser articulista de la revista The New Yorker, guionista en Hollywood, y autor de la novela Desayuno en Tiffany’s (Breakfast at Tiffany’s), que fue convertida en un filme hit en el que Audrey Hepburn tuvo una actuación luminosa en el rol principal, Capote era conocido como personaje excéntrico y prominente de la sociedad neoyorquina.
La película Capote, que se estrena hoy en Panamá, se basa en la biografía escrita por Gerald Clarke, quien relata que Capote siempre se esforzó por ser diferente, divertido y original, todo menos aburrido. Era un hombre de baja estatura, francamente homosexual, de voz chillona, quien cargaba con el dolor de que su madre lo había abandonado de niño; lo crió una tía. Sin embargo, cuando su mamá se casó con un cubano, José Capote, Truman tomó el apellido de su padrastro. Por la soledad de su niñez, Capote desarrolló la habilidad de entretener a la gente con sus cuentos; allí nació su talento literario y su éxito como favorito de gente muy rica.
El 16 de noviembre de 1959, Capote abrió el diario New York Times y se encontró un pequeño artículo, en la página 39, sobre unos asesinatos en Kansas. Un granjero acomodado, Herbert Clutter, había sido asesinado a balazos junto a su esposa y dos hijos. Capote tenía pendiente un artículo que The New Yorker le había comisionado y pensó que este horrible crimen podría servirle de tema. Se desplazó a Kansas, donde en breve tiempo descartó la idea de un artículo y decidió usar este tema para un nuevo genero de literatura, "la novela no ficción". Su idea era escribir un reportaje rigurosamente fiel a los hechos, pero con el estilo y el formato de una novela.
El género no era del todo original, comenta Clarke, pero Capote logró llevarlo a un nivel de refinamiento nunca antes alcanzado. Lo que se había hecho anteriormente, explicó el mismo Capote, era reportajes al estilo periodístico, o sea, relatos "horizontales" de los hechos, mientras que el estilo novelístico involucra un relato "vertical", que penetra el interior de los personajes. Capote dedicó seis años de su vida al libro, forjando una relación muy estrecha con los dos hombres culpables del crimen, que fueron condenados y ahorcados. Capote murió 18 años después, alcohólico, adicto a la cocaína, y amargado porque A sangre fría no ganó un premio Pulitzer, máximo galardón de la literatura estadounidense.
Ese libro, sin embargo, es reconocido ciertamente como una de las grandes obras estadounidenses del último siglo.
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