Egresados del Instituto Nacional contaron sus historias, no sin antes aclarar su desinterés en figurar. Los intensos momentos que tuvieron lugar ese 9 de enero fueron percibidos desde distintos ángulos.
Una anécdota curiosa es la que relata uno de los egresados del Instituto, que, como se dijo, prefiere que su nombre no aparezca. Dice que cuando estuvo arrojando piedras –o "bombas frías"– su madre lo fue a buscar, pero él se rehusó. Negoció quedarse para ayudar a los heridos que atendía la Cruz Roja.
Sobre el incendio de las oficinas de la aerolínea norteamericana Pan Am, cuentan otros que algunos estudiantes bajaron de su auto a un "gringo", y tras prenderle fuego al vehículo, alguien señaló las oficinas de Pan Am y gritó que la compañía aérea "es el símbolo del imperialismo norteamericano", por lo cual estrellaron el carro contra su edificio.
También está el relato de un egresado del Instituto Nacional que cuenta que un oficial de la Guardia Nacional se apostó en un edificio cercano a la Avenida 4 de Julio y desde allí disparó a un ‘gringo’ que poco antes había matado a una niña, en calle M.
Una historia cuenta que cuando los estudiantes del Instituto Nacional llegaron al cordón de policías militares de la Zona, quien los autorizó a izar la bandera fue un alto oficial de la Embajada de Estados Unidos, en tanto que el profesor Carlos Arrieta afirma que en realidad lo permitió el director de la escuela de Balboa.
Pero, frustrado el intento de izar la bandera, los estudiantes pensaron que los perseguirían y corrieron hacia el Instituto. El miedo los llevó a tirar los tanques de basura para impedir la persecución de las patrullas de los policías zoneítas.
Un entrevistado dijo que el primer disparo que oyó, cuando llegaba al Instituto, provino de un civil zonian, pero otros escucharon disparos que provenían desde el Edificio de la Administración del Canal.

