Para “vender” la última reforma al Código Fiscal en la que se aumentó el impuesto de transferencia de bienes, muebles y servicios (ITBMS), el gobierno que preside Ricardo Martinelli resaltó que los productos de lujo serían los más afectados con las modificaciones, entre ellos los yates, las joyas y los carros.
Pero con los yates, en la práctica, ocurrió todo lo contrario: en las discusiones del proyecto que se convirtió en la Ley 8 del 15 de marzo pasado, se descartó una propuesta de los asesores externos del Ministerio de Economía y Finanzas para subirles los impuestos.
En Panamá hay mil 900 yates. Datos oficiales revelan que únicamente 100 de ellos pagaron el impuesto de importación. Los demás evadieron el pago al fisco, recurriendo a mecanismos legales que permiten obviar el impuesto. La reciente reforma fiscal no corrigió esa “laguna”.
Según dijeron especialistas del sector marítimo consultados por este diario, la mayoría de los propietarios locales de yates busca alternativas para evitar el impuesto de importación a través de un abanderamiento extranjero o bajo la categoría de bandera panameña pero de servicio internacional. Con ello se han beneficiado empresarios y ex presidentes.
La Asociación de Corredores de Aduanas señaló que las recaudaciones del fisco por importación de yates o embarcaciones de placer han desaparecido casi en su totalidad, y advirtió que el problema se ha empezado a trasladar a los barcos comerciales.
VEA Mil 800 yates no pagaron el impuesto de introducción