Para muchos profesionales de la sastrería, el practicar su oficio es como tener un poco de matemático, algo de ingeniero, una parte de arquitecto y, por qué no, hasta una pizca de cirujano.
Stafford Cole explica que quien ejerce la profesión de sastre tiene "el poder de crear... es como una rama del arte". Cole ha dedicado 76 de sus 91 años a esta labor, que define como parte de su vida.
De padres jamaicanos, Stafford nació en 1917 en la entonces llamada Zona del Canal. Una vez culminó sus estudios escolares ingresó en el mundo textil bajo la dirección del instructor francés Lyon Asforis.
Luego pulió sus conocimientos en Estados Unidos. Tomó cursos de sastrería en la escuela Master Tailors and Pro-fessional Designers de Chicago y en la Mitchell Brothers Technical Designers and Master Tailors de Nueva York.
A los 22 años construyó la Sastrería Ancón. Corría el año de 1939, en pleno comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando su negocio abrió las puertas. Han transcurrido 69 años desde entonces y su establecimiento sigue funcionando, con una fiel clientela y a pesar de su avanzada edad el entusiasmado señor no abandona el trabajo con el que mantuvo a una familia de 12 hijos.
"Cuando comencé tenía muchos clientes. Le hacía los uniformes a todos los empleados del Banco Nacional y mientras los gringos permanecieron en Panamá no dejaron de venir a mi local", recuerda Stafford.
Reconoce que ahora la situación no es la misma, pero aún no llega el día en que no tenga un trabajo esperándolo.
Asegura que en sus años mozos llegó a tener el récord de confeccionar 15 vestidos en una semana. Ahora no puede estar "en esas carreras". "Ya estoy viejo… hay días en los que me levanto y no tengo ganas de hacer nada".
HONORARIOS
En cuanto a su tarifa, Cole aclara que sus honorarios son relativos. Si la persona quiere un vestido y no trae la tela el precio puede ser de entre 150 y 160 dólares. Si el cliente compra la tela el costo baja a 100 dólares.
El veterano sastre no trabaja solo. Cuenta con el apoyo de varios de sus hijos.
Omar Cole dice que su padre le enseñó el arte y a eso se ha dedicado. Considera que los meses de mayor movimiento son los de noviembre y diciembre y cuando se acercan las clases en los colegios. Afirma que son periodos en los que se pueden obtener hasta 700 u 800 dólares de ganancia si se trabaja duro.
Eusebio Pérez, hijo de crianza de Stafford, indica que abren el establecimiento diariamente a eso de las 9:00 a.m. y no cierran hasta las 6:00 p.m. Dice que con el pasar de los años nunca han sentido una etapa de crisis en el negocio.
Stafford seguirá trabajando hasta que su salud se lo permita. Asegura sentirse bien porque cuida lo que come, no consume licor, no fuma y todas las mañanas hace una hora de yoga y toma leche de soya o jugos naturales de zanahoria, pepino o sandía.
(Vea Homenaje a una vida de trabajo y esfuerzo)

